En el país de las mariposas (2000-2002)

Junto a otro cuerpo

Tu cuerpo que
se ha de podrir
y devorar los gusanos
o se hará cenizas
o será enterrado en
un jardín en la colina
o esparcidas las cenizas
en el viento o en el mar
o sembradas bajo un rosal
tu cuerpo que viajará
como un navío por el espacio
infinito de la eternidad
que se ame junto a otro
cuerpo y una brizna de
inmortalidad lo haga vibrar.


Credo

Creo en la
palabra
todopoderosa
creadora del hombre
y de la poesía
en el canto de los pájaros
a su hembra en celo
en el inmenso mar que
es el origen de la vida
en el cielo infinito
de las estrellas
en la sabiduría milenaria
de los orígenes
en la metáfora que
forja como el fuego
en la memoria viva
de la tierra originaria
y en el deseo de tu
cuerpo porque existes.
Creo en la
palabra
todopoderosa
que da origen
a todas las cosas.


La creación

En el primer día de la
Creación Dios creó la luz.
En el segundo día, creó el cielo.
En el tercer día, creó la tierra
y el mar y los árboles.
En el cuarto día, creó el sol
y la luna y las estrellas.
En el quinto día, creó las aves
y los animales terrestres
y los monstruos del mar.
En el sexto día, creó al hombre
En el séptimo día, descansó.
El hombre un día sintió miedo
de morir y creó a Dios.


Montañas

En la cima de las
montañas
las nubes a su
alrededor la asemejan
a un volcán o un nevado
o una montaña en llamas
como el humo blanco
de las hogueras que se extiende
lenta y húmeda atravesada
por los pájaros y rodean
la ciudad desde donde
se alcanzan a ver sus
casas pequeñísimas
y su verde paisaje
de árboles entre la niebla
un horizonte por donde
sale el sol cada mañana
que llega hasta mi ventana.


Montañas II

Desde mi ventana
las montañas
parecen un nevado
entre la niebla
montañas con casas
lejanísimas desde donde
un humo azul asciende entre
los árboles y como una colcha
de retazos verdea junto
a la carretera polvorienta
que la surca bajo las enormes
torres de la luz eléctrica
en el horizonte desde mi ventana
las montañas se alzan
por entre los altos edificios
de la ciudad como
un volcán nebuloso.


La pasión

Ahora lo he
visto nuevamente
en las películas
como todos los años
en esta otra semana
de pasión hacer
el milagro de la
multiplicación de los
peces, el pan y el vino
caminar por Galilea
y hablar ante una multitud
que lo escucha silenciosa
es ese mismo hombre que
morirá desangrado
con una corona de espinas
en su cabeza bajo una
tormenta de relámpagos
y en crueles ritos
en que los hombres
acaso disfrazan su
sadismo o sueñan
redimir sus culpas
por estas calles
de mi país se azotan
y echan sal
en sus heridas.


Réquiem

Ah, viejos
poetas románticos
enamorados
de la muerte
enamorados de
lánguidas y pálidas
mujeres como la rosa
olorosa que pende
de su solapa, enamorados
de la melancolía y de
la soledad, como de la luna
al pie de la marchita luz
de las farolas con sus
ojos perdidos bajo la niebla
en una callejuela empedrada
con su sombrero de copa
y traje negro como un
cuervo, con el corazón
al borde del suicidio
caminando solitarios
por las tumbas de
los cementerios.
Ah, viejos
poetas románticos
descansen en paz
en su propio cielo.


En la pecera

Mientras miro
los pececitos que
nadan en la pecera
pienso que me gustaría
escribir un poema
esta mañana pero la
poesía me ha sido
esquiva por estos días
y no se me ocurre nada
que sea digno de su nombre
y mientras miro los pececitos
que nadan en la pecera
un viento fresco me llega por
la ventana junto al escritorio
desde donde escribo y oigo
el ruido de los motores
de los autos que pasan por
la avenida y siento nostalgia
que no sea frente al mar
porque hace un hermoso
día como para ir contigo
a la playa y mientras
esto pienso mirando
los pececitos que nadan
en la pecera lo escribo
en un poema sobre
esta hoja blanca.


En la terraza

En la terraza
de los altos
edificios la ropa
blanca colgada
de las cuerdas de
alambre aletean por
el viento como palomas
y los gatos negros
merodean con sus ojos
que brillan al resplandor
de la luna como las
muchachas que se besan
con el pelo al viento
sobre los hombros de los
muchachos y las golondrinas
se posan en las antenas de
televisión que se erigen
sobre los tejados en
donde yacen las cosas
viejas que se oxidan
a la intemperie
mientras un hombre
como un lobo escarba
en las bolsas negras
la basura a orillas
de la calle que
arrojan al mundo.


Epigrama

Como Neruda
a veces escribo
en tinta verde
sobre tus ojos negros
y tus labios marrones
y tu pelo castaño
incendiados poemas de amor
sobre la hoja blanca
en rojos atardeceres.


Travesía

Ni atravesar el Polo
Norte
o el desierto del Sahara
o el mar océano del Pacifico
o del Atlántico.
No es más audaz
y emocionado que la travesía
por los valles o colinas
de tu cuerpo.


Guevara

Bajo su boina su
melena la agita
el viento con su barba
entre el humo de un puro
que se fuma con una
mirada intensa que como
en un cuadro de Da Vinci
yace vivo en la memoria
que arde con sus fuegos.
Su corazón se oye aún
latir en el futuro.


Enemigo nuestro

En la puerta de nuestra
casa estuvimos toda
la vida esperando
a que pasara el cadáver
de nuestro enemigo
sin saber que también
en la puerta de su casa
el enemigo nuestro
esperó toda la vida
el paso de nuestro cadáver.


Una estrella

Una estrella puede ser
una coartada para escribir
un poema a tus ojos
o un poema sobre la lluvia
de un país entre el fuego.
Una estrella puede ser
una coartada para escribir
un poema de amor
o un poema de invierno
de un país que se
desangra sobre la hierba.


Epigrama

Amo tu deseo cuando
deseas mi cuerpo
como amas mi deseo
cuando deseo tu cuerpo.

Paraíso

En un hermoso lugar
de su cuerpo consagrado
a la primavera de su
orquídea con la tierna
visión de sus cuerpos
desnudos sobre la hierba
a orillas del viento
tocan el cielo como
en un lugar maravilloso
del paraíso en donde
un hombre y una mujer
se desnudan bajo la luna.

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Acerca del autor

Acerca del autor

Acerca del autor

Antonio Acevedo Linares (El Centro, Barrancabermeja, 1957) Poeta y Sociólogo. Magíster en Filosofía Latinoamericana y Especialización en Filosofía Política Contemporánea y Especialización en Educación en Filosofía Colombiana. Ha publicado: Arte erótica, 1988. Los girasoles de Van Gogh. Antología poética (1980- 1999) 1.999, Vol 1. CD, Poesía de viva voz, 2004. Atlántica, Antología poética (1980-2004), 2004, Vol 2 y seis Plegables de poesía. Sus textos figuran en selección de poetas a nivel nacional como regional, y paralelo a su actividad literaria ha publicado ponencias, artículos y ensayos sobre temas filosóficos, literarios e históricos en periódicos y revistas nacionales como de la ciudad de Bucaramanga en donde vive y escribe. Actualmente se desempeña como catedrático investigador en el Departamento Humanidades y Educación de la Universidad de Santander, UDES.