Prólogo
Con la publicación de la antología, En el país de las mariposas, culminó la publicación de la trilogía poética iniciada con Los girasoles de Van Gogh, 1999 y Atlántica, 2004. El titulo de esta antología tiene una connotación política, en un país donde la vida es tan efímera como la vida de las mariposas, por la guerra que no da tregua.
La poesía es un oficio que se me ha ido imponiendo con los años y siempre he estado abierto a sus sonidos y furias. No la he acechado premeditadamente sino que me ha llegado de la manera más natural y así la he escrito. He hecho poesía con los elementos más cotidianos y autobiográficos que he tenido a la mano, lecturas y viajes han sido las fuentes principales para escribirla, poco he dejado a la imaginación, aunque sé que es su fuente originaria, pero he recurrido más a la experiencia vivida y leída que son los materiales de la está hecha esta poesía, la imaginación seguramente está en la forma de escribirla pero su fuente es la vida misma. No de otra manera concibo una poética, aunque en la literatura así éste basado en un hecho real, todo es imaginario. No he hecho poesía en un lenguaje abstracto, y he tratado de no quedarme en las palabras o en las imágenes sino que he intentado contar una historia, revivir un episodio, explorar una reflexión.
La ciudad, la poesía y el erotismo han sido temas permanentes en mi poesía, no obstante, nunca me propuse escribir éste o aquél tema, escribo lo que me llega por esa vía que muchos todavía llaman inspiración pero que en realidad es experiencia. Hay muchas vetas o líneas de creación en la poesía como lo son la poesía amorosa, erótica o política de las que nunca he sido ajeno, en tanto que la diversidad es también la expresión de la riqueza de la experiencia humana. Parafraseando a Rivera puedo decir que antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la poesía, y así lo consigné en un poema de variación de su célebre comienzo de novela.
Un libro de poemas a veces tiene en ésta sociedad una suerte azarosa pero a veces también tiene un lector que se merece, la poesía también se enriquece con la lectura de sus aliados y cómplices. El poeta escribe para la sociedad y hay quiénes hubieran deseado escribir éste o aquél verso o texto, pero el poeta lo ha escrito a partir de su propia experiencia, que es también la experiencia de cualquier hombre.
A.A.L.
Enero de 2006.
La poesía es un oficio que se me ha ido imponiendo con los años y siempre he estado abierto a sus sonidos y furias. No la he acechado premeditadamente sino que me ha llegado de la manera más natural y así la he escrito. He hecho poesía con los elementos más cotidianos y autobiográficos que he tenido a la mano, lecturas y viajes han sido las fuentes principales para escribirla, poco he dejado a la imaginación, aunque sé que es su fuente originaria, pero he recurrido más a la experiencia vivida y leída que son los materiales de la está hecha esta poesía, la imaginación seguramente está en la forma de escribirla pero su fuente es la vida misma. No de otra manera concibo una poética, aunque en la literatura así éste basado en un hecho real, todo es imaginario. No he hecho poesía en un lenguaje abstracto, y he tratado de no quedarme en las palabras o en las imágenes sino que he intentado contar una historia, revivir un episodio, explorar una reflexión.
La ciudad, la poesía y el erotismo han sido temas permanentes en mi poesía, no obstante, nunca me propuse escribir éste o aquél tema, escribo lo que me llega por esa vía que muchos todavía llaman inspiración pero que en realidad es experiencia. Hay muchas vetas o líneas de creación en la poesía como lo son la poesía amorosa, erótica o política de las que nunca he sido ajeno, en tanto que la diversidad es también la expresión de la riqueza de la experiencia humana. Parafraseando a Rivera puedo decir que antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la poesía, y así lo consigné en un poema de variación de su célebre comienzo de novela.
Un libro de poemas a veces tiene en ésta sociedad una suerte azarosa pero a veces también tiene un lector que se merece, la poesía también se enriquece con la lectura de sus aliados y cómplices. El poeta escribe para la sociedad y hay quiénes hubieran deseado escribir éste o aquél verso o texto, pero el poeta lo ha escrito a partir de su propia experiencia, que es también la experiencia de cualquier hombre.
A.A.L.
Enero de 2006.
Epígrafes
El hombre sordo a la voz de la poesía es un bárbaro.
Johann W. Goethe
Quise realizar mi poesía en la vida.
Antonin Artaud
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
Federico García Lorca
Johann W. Goethe
Quise realizar mi poesía en la vida.
Antonin Artaud
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
Federico García Lorca
En la guerra como en el amor (2006/2007)
Almanaque
Me encantan los
primeros de enero
por lo tranquilos y silenciosos
y los primeros de mayo
por lo agitadores y tumultuosos
los febreros por la luna llena
y los marzos por el tiempo nublado
los abriles por lo lluvioso
y los agostos por los fuertes vientos
los junios por el tiempo seco y soleado
y los julios por las mareas altas
los septiembres por lo afectuosos
y los octubres por sus aniversarios
los noviembres por lo borrascosos
y los diciembres por sus
árboles luminosos.
Todos los meses tienen su
encanto y cualquier día
es bueno para nacer o morir.
Escribir II
Hay que escribir
dijo el poeta
contra la muerte
la escritura es una lucha
permanente contra la muerte
y aunque escribir es
también morir un poco
la palabra es la resistencia
contra el olvido
justifica nuestro paso
por el mundo
y crea el espejo en donde nos
miramos a nosotros mismos
y redime la existencia
del tedio de los días
aunque al final la muerte
termine por vencernos.
Los poetas
A veces los poetas
se ponen muy sentimentales
y escriben sobre los pájaros
que cantan en los árboles
que rodean su casa en donde viven
la lluvia que cae oblicua sobre
su ventana o las muchachas que le brillan
sus ojos cuando la besan hasta
el fondo de su pelo en los parques públicos.
Los poetas modernos
no llevan una rosa en la solapa
como los poetas románticos llevaban
pero todavía se suicidan y ejercen
los oficios más increíbles
que nadie pensaría que tienen
corazón para la poesía
son empleados públicos
o bancarios y sueñan
con escribir la rosa olorosa
que respiran en el jardín de su casa.
Ese bello ejemplar
Con sólo mirar
las cosas con la ternura
de las ovejas degolladas
y caminar a paso
lento de las venadas
y dormir a la orilla de nuestro
lecho como una leona
y abrir cada mañana las ventanas
y oírla a veces cantar
bajo la regadera
y caminar dulcemente
desnuda por el cuarto
ese hermoso animal
ese bello ejemplar
que es la mujer que amamos.
Epigrama
No existen los ángeles amor
pero existes tú y existo yo
que somos como dos ángeles clandestinos
que nos amamos para existir.
Por amor
Las mujeres pueden
mover el mundo
si están enamoradas
como los hombres pueden
abdicar al trono por un amor
ese invento milenario que es
el amor puede mover montañas
o cambiar el curso de la historia
pero como una droga también
es peligroso porque puede
desencadenar un suicidio
una guerra o un crimen
desde los tratados antiguos
se dice que no tiene edad
o que es ciego como la estatua
de la justicia pero crea un mundo
maravilloso entre un hombre
y una mujer que somos capaces
hasta de morir por amor como
en las antiguas historias medievales
pero ya nadie muere por amor
en estos tiempos en que nos
matamos a nosotros mismos
tal vez por la falta de amor a sí mismos.
No me pidas siempre
No me pidas siempre poemas
o palabras de amor
que el poeta anda a veces muy triste
o pobre de las palabras
que le huyen como ratas
por las alcantarillas
que a veces anda medio loco por
la vida que se le va entre las manos
como el agua
que no tiene sosiego porque a veces
las palabras se le marchitan en las manos
como una rosa sin espinas.
No me pidas siempre poemas
o palabras de amor
que el poeta no escribe
por encargo sino de lo que le sale
del corazón o del hígado o de
cualquier otro órgano de su cuerpo
que las palabras son sagradas
y el poeta tiene que vivirlas
o padecerlas antes que escribirlas
en un poemas de amor
que una palabra se gana diariamente
como se gana el amor de una mujer.
No me pidas siempre poemas
o palabras de amor
que los poetas a veces andamos
muy solos buscando la palabra que
nos redima y nos refleje como en
un espejo y mientras no la
hallamos preferimos guardar silencio.
Te pienso
Te pienso cada mañana
cada tarde y cada noche
te pienso en todos los
seres y las cosas
en el desayuno en el almuerzo
en la cena y en el café
y el cigarrillo diario
te pienso desnuda te pienso
vestida te pienso dormida
con el pelo suelto con los labios
rojos y tus ojos atardecidos
te pienso entre mis labios
entre mis brazos entre mi pecho
entre mis manos entre mis muslos
entre mi cuerpo abierto como tu
corazón que me ama cada mañana
cada tarde y cada noche, que me
ama en todos los seres
y las cosas, en el desayuno
en el almuerzo en la cena
y en el café y el cigarrillo diario.
A veces quisiera
A veces quisiera escribir un poema
como tus ojos soñadores
un poema como la sabiduría
de tu cuerpo cuando me abrazas
y me ama
un poema con la forma de tu espalda
o de tu cintura
ondulada como una guitarra, como la forma
de tus nalgas redondas como duraznos
o de tus senos hermosos como la colina
del monte de Venus.
A veces quisiera escribir un poema
como la dulzura de tus muslos abiertos
como un cielo
cuando te penetro hasta
la profundidad de tu orilla infinita
pero me sale éste poema
como el croquis de tu cuerpo
que quisiera escribir en un poema.
La Reina
Habrá otras más
anchas que tú
pero tú eres la reina
puede que existan
otras mas hondas que tú
pero tú tienes corona
puede que nadie la vea
cuando vas por la calle
pero tú eres la reina
nadie ve la aureola
que tienes
solo yo
cuando te lamo
con mis labios
y te palpo
milímetro a milímetro
mi lengua que conoce
uno a uno todos tus
rincones
te ha elegido la reina
de todas las vaginas.
En la hamaca
Recostados en la hamaca
en la terraza
la noche airea con vientos de lluvia
mientras con mi mujer
fumamos y conversamos de los
días vividos y por venir
y nos acariciamos y nos besamos
a la luz de la luna
entre el balanceo de la hamaca
como en un barco que
nos lleva hasta alta mar.
El amor nos congrega
cada noche a este ritual
mientras el viento de la noche
airea con sus gotas de lluvia
y bebemos vino rojo
entre el humo de los cigarrillos.
Ventana
En las noches
en que como
un guerrero reposo
en su lecho desnudo
fumamos a la orilla
de la ventana
por donde oímos
el silencio o la música
de la noche
conversamos del amor
que nos trae hasta
ésta ventana a fumar
y a mirar las estrellas
pero en el fondo
estamos mirándonos
los dos como cuando
desnudos nos amamos
con las cortinas abiertas.
En la guerra como en el amor
En la guerra como en el amor
a veces se sale herido
con el corazón destrozado
por una granada o por una mujer
el enemigo nos acecha
desde las trincheras
como una mujer desde las esquinas
la guerra deja epitafios
y tumbas blancas sobre el césped
y el amor deja cenizas donde hubo fuego.
En la guerra como en el amor II
En la guerra como
en el amor
no todo es válido
hay que humanizar la guerra
como reinventar el amor
para vencer al enemigo
en franca lid
y amar en limpia posesión
la guerra no debe ser
de vencidos y vencedores
sino de una solución pacífica
de los conflictos como en
el amor no debe ser la separación
sino una conciliación
de los desacuerdos
en la guerra como en el amor
la última batalla no se gana
con la rendición sino
con la entrega total
de las armas y los cuerpos.
A tu espalda
A tu espalda
yazgo como
el hombre que te ama
y que te estrecha
en las noches con
sus brazos dormidos
que te besa en la frente
y en los senos y en los ojos
y acaricia con su mano lenta
tus muslos y tus nalgas
redondas y blancas
y se queda acariciadora
en tu vientre y en los labios
carnosos de tu sexo.
A tu espalda
yazgo con la ternura
infinita de abrazarte.
Desnuda
Desnuda eres
como una rosa abierta
como un cielo despejado
como un rojo atardecer
como una luna llena
como un oleaje de mar
como una brisa del viento
como una lluvia de abril
como un río caudaloso
como una fruta olorosa
como una llanura reverdecida
como una noche de estrellas
desnuda eres
hermosamente mujer
la más dulce
y deliciosa hembra.
Un día
A Jotamario Arbelaez
Un día no habrá guerra
mi amor
y haremos más el amor
si después de la guerra
estamos vivos para hacer el amor.
Un día no habrá más guerra
mi amor
y sentiremos más el amor
si después de la guerra
todavía nos seguimos amando.
Un día no habrá guerra
mi amor
y escribiremos sobre el amor
si después de la guerra
nos queda algo
que escribir del amor.
De la guerra
Aún se oye el estruendo
de los disparos de la guerra
en las montañas
como se oye aún los gemidos
del amor de los cuerpos
que se desnudan y aman
en los lechos de la ciudad
que en medio de la guerra
se enfrentan a una dulce batalla
como la que deberíamos tener
y no esa que engendra muertos
con la que se siembra la tierra
aún en medio de la guerra
hay que escribir el amor
desde sus trincheras.
Kamasutra
La flor del Bambú
La caída del Clavel
La flor del Sauce
El cortejo de la Doncella
La danza de las Palomas
El vuelo de la Mariposa
El beso del Tigre
La danza del Lobo
La luna Creciente
La estrella Fugaz
El vuelo de la Abeja
La danza del Escorpión
El postre de Frutas
El abrazo de la Boa
La unión del Antílope
La danza del Cangrejo
La postura de la Orquídea
en todas esas posiciones
que nos recomienda
el Kamasutra
para hacer el amor
quiero amarte en la
danza de los amantes.
Me encantan los
primeros de enero
por lo tranquilos y silenciosos
y los primeros de mayo
por lo agitadores y tumultuosos
los febreros por la luna llena
y los marzos por el tiempo nublado
los abriles por lo lluvioso
y los agostos por los fuertes vientos
los junios por el tiempo seco y soleado
y los julios por las mareas altas
los septiembres por lo afectuosos
y los octubres por sus aniversarios
los noviembres por lo borrascosos
y los diciembres por sus
árboles luminosos.
Todos los meses tienen su
encanto y cualquier día
es bueno para nacer o morir.
Escribir II
Hay que escribir
dijo el poeta
contra la muerte
la escritura es una lucha
permanente contra la muerte
y aunque escribir es
también morir un poco
la palabra es la resistencia
contra el olvido
justifica nuestro paso
por el mundo
y crea el espejo en donde nos
miramos a nosotros mismos
y redime la existencia
del tedio de los días
aunque al final la muerte
termine por vencernos.
Los poetas
A veces los poetas
se ponen muy sentimentales
y escriben sobre los pájaros
que cantan en los árboles
que rodean su casa en donde viven
la lluvia que cae oblicua sobre
su ventana o las muchachas que le brillan
sus ojos cuando la besan hasta
el fondo de su pelo en los parques públicos.
Los poetas modernos
no llevan una rosa en la solapa
como los poetas románticos llevaban
pero todavía se suicidan y ejercen
los oficios más increíbles
que nadie pensaría que tienen
corazón para la poesía
son empleados públicos
o bancarios y sueñan
con escribir la rosa olorosa
que respiran en el jardín de su casa.
Ese bello ejemplar
Con sólo mirar
las cosas con la ternura
de las ovejas degolladas
y caminar a paso
lento de las venadas
y dormir a la orilla de nuestro
lecho como una leona
y abrir cada mañana las ventanas
y oírla a veces cantar
bajo la regadera
y caminar dulcemente
desnuda por el cuarto
ese hermoso animal
ese bello ejemplar
que es la mujer que amamos.
Epigrama
No existen los ángeles amor
pero existes tú y existo yo
que somos como dos ángeles clandestinos
que nos amamos para existir.
Por amor
Las mujeres pueden
mover el mundo
si están enamoradas
como los hombres pueden
abdicar al trono por un amor
ese invento milenario que es
el amor puede mover montañas
o cambiar el curso de la historia
pero como una droga también
es peligroso porque puede
desencadenar un suicidio
una guerra o un crimen
desde los tratados antiguos
se dice que no tiene edad
o que es ciego como la estatua
de la justicia pero crea un mundo
maravilloso entre un hombre
y una mujer que somos capaces
hasta de morir por amor como
en las antiguas historias medievales
pero ya nadie muere por amor
en estos tiempos en que nos
matamos a nosotros mismos
tal vez por la falta de amor a sí mismos.
No me pidas siempre
No me pidas siempre poemas
o palabras de amor
que el poeta anda a veces muy triste
o pobre de las palabras
que le huyen como ratas
por las alcantarillas
que a veces anda medio loco por
la vida que se le va entre las manos
como el agua
que no tiene sosiego porque a veces
las palabras se le marchitan en las manos
como una rosa sin espinas.
No me pidas siempre poemas
o palabras de amor
que el poeta no escribe
por encargo sino de lo que le sale
del corazón o del hígado o de
cualquier otro órgano de su cuerpo
que las palabras son sagradas
y el poeta tiene que vivirlas
o padecerlas antes que escribirlas
en un poemas de amor
que una palabra se gana diariamente
como se gana el amor de una mujer.
No me pidas siempre poemas
o palabras de amor
que los poetas a veces andamos
muy solos buscando la palabra que
nos redima y nos refleje como en
un espejo y mientras no la
hallamos preferimos guardar silencio.
Te pienso
Te pienso cada mañana
cada tarde y cada noche
te pienso en todos los
seres y las cosas
en el desayuno en el almuerzo
en la cena y en el café
y el cigarrillo diario
te pienso desnuda te pienso
vestida te pienso dormida
con el pelo suelto con los labios
rojos y tus ojos atardecidos
te pienso entre mis labios
entre mis brazos entre mi pecho
entre mis manos entre mis muslos
entre mi cuerpo abierto como tu
corazón que me ama cada mañana
cada tarde y cada noche, que me
ama en todos los seres
y las cosas, en el desayuno
en el almuerzo en la cena
y en el café y el cigarrillo diario.
A veces quisiera
A veces quisiera escribir un poema
como tus ojos soñadores
un poema como la sabiduría
de tu cuerpo cuando me abrazas
y me ama
un poema con la forma de tu espalda
o de tu cintura
ondulada como una guitarra, como la forma
de tus nalgas redondas como duraznos
o de tus senos hermosos como la colina
del monte de Venus.
A veces quisiera escribir un poema
como la dulzura de tus muslos abiertos
como un cielo
cuando te penetro hasta
la profundidad de tu orilla infinita
pero me sale éste poema
como el croquis de tu cuerpo
que quisiera escribir en un poema.
La Reina
Habrá otras más
anchas que tú
pero tú eres la reina
puede que existan
otras mas hondas que tú
pero tú tienes corona
puede que nadie la vea
cuando vas por la calle
pero tú eres la reina
nadie ve la aureola
que tienes
solo yo
cuando te lamo
con mis labios
y te palpo
milímetro a milímetro
mi lengua que conoce
uno a uno todos tus
rincones
te ha elegido la reina
de todas las vaginas.
En la hamaca
Recostados en la hamaca
en la terraza
la noche airea con vientos de lluvia
mientras con mi mujer
fumamos y conversamos de los
días vividos y por venir
y nos acariciamos y nos besamos
a la luz de la luna
entre el balanceo de la hamaca
como en un barco que
nos lleva hasta alta mar.
El amor nos congrega
cada noche a este ritual
mientras el viento de la noche
airea con sus gotas de lluvia
y bebemos vino rojo
entre el humo de los cigarrillos.
Ventana
En las noches
en que como
un guerrero reposo
en su lecho desnudo
fumamos a la orilla
de la ventana
por donde oímos
el silencio o la música
de la noche
conversamos del amor
que nos trae hasta
ésta ventana a fumar
y a mirar las estrellas
pero en el fondo
estamos mirándonos
los dos como cuando
desnudos nos amamos
con las cortinas abiertas.
En la guerra como en el amor
En la guerra como en el amor
a veces se sale herido
con el corazón destrozado
por una granada o por una mujer
el enemigo nos acecha
desde las trincheras
como una mujer desde las esquinas
la guerra deja epitafios
y tumbas blancas sobre el césped
y el amor deja cenizas donde hubo fuego.
En la guerra como en el amor II
En la guerra como
en el amor
no todo es válido
hay que humanizar la guerra
como reinventar el amor
para vencer al enemigo
en franca lid
y amar en limpia posesión
la guerra no debe ser
de vencidos y vencedores
sino de una solución pacífica
de los conflictos como en
el amor no debe ser la separación
sino una conciliación
de los desacuerdos
en la guerra como en el amor
la última batalla no se gana
con la rendición sino
con la entrega total
de las armas y los cuerpos.
A tu espalda
A tu espalda
yazgo como
el hombre que te ama
y que te estrecha
en las noches con
sus brazos dormidos
que te besa en la frente
y en los senos y en los ojos
y acaricia con su mano lenta
tus muslos y tus nalgas
redondas y blancas
y se queda acariciadora
en tu vientre y en los labios
carnosos de tu sexo.
A tu espalda
yazgo con la ternura
infinita de abrazarte.
Desnuda
Desnuda eres
como una rosa abierta
como un cielo despejado
como un rojo atardecer
como una luna llena
como un oleaje de mar
como una brisa del viento
como una lluvia de abril
como un río caudaloso
como una fruta olorosa
como una llanura reverdecida
como una noche de estrellas
desnuda eres
hermosamente mujer
la más dulce
y deliciosa hembra.
Un día
A Jotamario Arbelaez
Un día no habrá guerra
mi amor
y haremos más el amor
si después de la guerra
estamos vivos para hacer el amor.
Un día no habrá más guerra
mi amor
y sentiremos más el amor
si después de la guerra
todavía nos seguimos amando.
Un día no habrá guerra
mi amor
y escribiremos sobre el amor
si después de la guerra
nos queda algo
que escribir del amor.
De la guerra
Aún se oye el estruendo
de los disparos de la guerra
en las montañas
como se oye aún los gemidos
del amor de los cuerpos
que se desnudan y aman
en los lechos de la ciudad
que en medio de la guerra
se enfrentan a una dulce batalla
como la que deberíamos tener
y no esa que engendra muertos
con la que se siembra la tierra
aún en medio de la guerra
hay que escribir el amor
desde sus trincheras.
Kamasutra
La flor del Bambú
La caída del Clavel
La flor del Sauce
El cortejo de la Doncella
La danza de las Palomas
El vuelo de la Mariposa
El beso del Tigre
La danza del Lobo
La luna Creciente
La estrella Fugaz
El vuelo de la Abeja
La danza del Escorpión
El postre de Frutas
El abrazo de la Boa
La unión del Antílope
La danza del Cangrejo
La postura de la Orquídea
en todas esas posiciones
que nos recomienda
el Kamasutra
para hacer el amor
quiero amarte en la
danza de los amantes.
Los días que a diario son la muerte (2003/2005)
Tejados
En los tejados rojos
como atardeceres
las golondrinas paradas
en las antenas de televisión
hacen verano como bajo un
arcoiris vuelan los gallinazos
que rondan la muerte que
yace como un perro muerto
los gatos ronronean con la luna
y las palomas levantan el vuelo
como las sábanas y los blancos
calzoncitos de las muchachas
que revolotean al viento colgadas
de las cuerdas de alambres
en la azotea donde en el agua
de la alberca aletean las libélulas.
Planeta
Los antiguos habitantes
del planeta navegaron
en carabelas y descubrieron
el mundo en el otro lado del Atlántico
los modernos navegaron
por océanos en trasatlánticos
en aviones de reacción que
acortaron la distancia del mundo
y los contemporáneos navegan
por internet que hace más
pequeño al mundo y vía satélite
está al alcance de su mano.
Ajedrez
Son piezas blancas
y negras ese juego que
se rige por las mismas
estrategias de la guerra
entre ejércitos enemigos
y que tuvo su origen en
Oriente y como en un mundo
antiguo y noble tiene un rey
y una reina y sus vasallos
los peones, guerreros caballos
y diestros alfiles en ciudades
amuralladas de torres
símbolos de un remoto
pasado en donde se
amotinaron los vasallos
que con sus caballos y alfiles
dieron jaque mate al rey.
Epigrama
Ni otro paraíso ni otra tierra prometida
si tengo el paraíso y la tierra prometida
de tu cuerpo
ni otro cielo ni otra oración
porque tu cuerpo es mi salvación.
Mujeres
Con solo pestañear
pueden tener el mundo
en sus manos
el único requisito es
que sean exquisitas
que una mirada suya basta
para seducirnos
y llevarnos hasta sus lechos
en cualquier lugar de sus cuerpos
su poder es así de infinito
si logramos endulzar sus oídos
que es su órgano más frágil
porque son así de vulnerables
a las palabras tiernas
que las derriten como
todavía un ramo de flores
o un collar de diamantes
déjalas vivir y ejercer
su poder de seducción
y podrás acampar
bajo el cielo de sus ojos.
Las mujeres
Las mujeres que te
intuyen interesante
son las que se enamoran de ti
y las que se acarician contigo
si les lees un poema de amor
y las acaricias con las palabras
y le susurras al oído las cosas
más tiernas que nunca nadie se
hubiera atrevido a decirles
son así de frágiles
que una sola palabra
basta para que tengan
el mundo en sus manos.
Lucas
In memoriam
Anoche escribí
y mi perro Lucas
se echó a un lado de la
cama
en donde también leía
esta mañana
en tanto acostumbro a leer
recostado sobre su cabecera
y mis perros o gato se echan a mis pies
mientras leo o sosiego
bajo la luz día de una lámpara.
En la pared cuelgan títulos míos
y retratos a lápiz junto a mi
biblioteca
donde a veces oigo música
pero en esta mañana leo en silencio
y entre líneas
y con Lucas que me ladra
a levantarme a almorzar
de súbito me aflora escribir
éste poema que escribo.
Kafka
A ésta hora bajo
la lluvia Praga
está melancólica
la mira por la ventana
y observa los antiguos edificios
de sus estudios y oficina
y trazando en el aire un aro
con el dedo comprende que
ese pequeño círculo ha sido
su vida en la ciudad de las cien
torres que nunca abandonará
y en la que escribirá
la historia de un hombre
que una mañana al despertar
se encontró convertido
en un monstruoso insecto.
Bajo la lluvia
El hombre que escribe
éste poema es el que ahora
camina por esas calles
de su ciudad de parques de niños y agua
y que se detiene en ésta página
para escribir la ciudad
en la que bajo los semáforos
también se detiene en una esquina
la de casas de tejas rojas, la de olorosos
árboles de eucaliptos, la de las palomas
y las hormigas, la de las palmeras
y las muchachas, la de las cigarras
y las golondrinas, la ciudad que
escribe como camina
la ciudad del hombre bajo la lluvia.
Don Quijote
En una aldea de la Mancha
de cuya historia quiero
acordarme para escribirla
entre los viejos libros de su biblioteca
el Caballero de la Triste Figura
como lo llamó Sancho Panza
poseído por el delirio de la lectura
de libros de caballerías
a los campos de Castilla
sale un día de su aldea a restaurar
el honor, la justicia y el coraje
cabalgando en “una yegua
derrengada” de nombre Rocinante
junto a Sancho Panza, su fiel
escudero montado en un asno
y es ese mundo perdido escrito en
las páginas de los libros de caballerías
que delira convertirlo en realidad
y que lo enamora de Aldonza Lorenzo
la bella labriega que delira como
la dulce Dulcinea del Toboso
y ve gigantes en los molinos de viento
y ejércitos en los rebaños de ovejas
pero es un mundo de bandidos
y pastores de cabras y doncellas
y descubre que también él es leído
y denuncia esa versión de sus azarosas
aventuras en el que el verdadero
Don Quijote que es él no es el mismo
de la versión apócrifa de Avellaneda.
Ha delirado doncellas como princesas
y posadas como castillos pero
en la llegada al castillo de los Duques
y ofrecérseles castillos y princesas
reales y una Insula, Barataria
para que la gobierne Sancho Panza
recobra la lucidez
y regresa a morir a su aldea.
Ha realizado tres viajes
o salidas de su aldea
por la Mancha, Aragón y Cataluña.
Lengerke
Una recua de mulas
con su equipaje
lo acompaña en su viaje
cuando recorre los caminos
a caballo con un revólver al cinto
desde su castillo de Montebello
en donde hay un piano Pleyel
traído en un planchón por el Magdalena
y subido a lomo de mula hasta sus
lujosos salones
su equipaje son sombreros de copa,
levitas, espadines de duelo, medicinas
europeas, brújulas y un cuchillo toledano
partituras para piano de Schubert
Mozart y Beethoven,
libros de Hoffman, Sué y Walter Scout
huye de la justicia por un duelo
y llega a América por el Catatumbo
a través del río Zulia.
Ha viajado extensamente por Europa
y conocido al Barón de Humboldt
alto, de pelo rojizo y barba
seduce por igual a mujeres
políticos y labriegos
con su don de señor feudal
e ideas ilustradas y utópicas
que aunque masón y librepensador
en secreto apoya a los liberales
y se rumora que es luterano
y libertino por sus fiestas
que son orgías de alcohol y sexo
y prácticas de espiritismo.
Su vida será la “novela heredada”
del padre que no la escribió
y del hijo que la conoció de su
abuelo en estas tierras inhóspitas
donde crece la hierba entre
las piedras de sus caminos.
Canción de la paz y la guerra
La paz la quieren con guerra
y la guerra con sangre
la paz de los jardines de paz
y la guerra de los criminales de guerra
declara la guerra a la guerra
para que la paz se tenga en paz
y haz que la paz no siga dando guerra
haz la paz a la guerra para
que la guerra descanse en paz.
Nocturno
A las diez de la noche
por la ventana
de esta habitación
vi la ciudad bajo la media luna
vi las parejas entrar
de la mano a los moteles, vi una
legión de taxis amarillos
a la espera de pasajeros nocturnos
vi las antenas parabólicas en
los tejados de los edificios, vi los avisos
de luces de neón de los supermercados
vi la intermitente luz roja de la torre
del aeropuerto, vi los árboles del parque
estremecidos por el viento, vi los
enamorados y los ebrios pasar
vi las dos torres blancas de la
catedral, vi la insomne estación
de gasolina, vi la noche con
sus transeúntes y la llovizna
y me vi fumar en la ventana
mirando la ciudad
anochecer bajo las estrellas.
Mitología griega de las sirenas
Las hermosas ninfas del mar
con cuerpos de pez y cabeza de mujer
hijas del dios Forcis que con la dulzura
de su voz los marinos eran atraídos hacia
las rocas desde donde las ninfas cantaban.
Odiseo bajo los consejos de la hechicera Circe
tapó los oídos de sus marinos con cera
y se hizo atar al frente del mástil de la nave
y siguió adelante al pasar frente a su isla
sin peligro de los cantos hechiceros de las sirenas.
Los argonautas escaparon de sus cantos
porque Orfeo a bordo de la nave Argos cantó
dulcemente y anuló el efecto del canto de las ninfas.
Según cuentan la leyenda las sirenas
se arrojaron al mar avergonzadas de la huida
de Odiseo y de la victoria de Orfeo y perecieron.
El agorero
Son los días que hoja
a hoja de calendario
son la muerte
y acaso lo mejor del domingo
es el sábado por la tarde
los lunes de duelo son como
llevar flores al cementerio
los martes aciagos como solitarias
iglesias y barcos bajo la lluvia
los miércoles de ceniza
como olorosos a incienso
los jueves advenedizos como
un vendedor de pompas fúnebres
y los viernes de delirium tremens
como bares de mala muerte
esa que nos aguarda
como un fin de semana.
Halloween
La luna está llena
acaba de cenar
y esta noche está más
blanca y hermosa
como un queso
que ilumina la ciudad
con su halo de misterio
y los niños se disfrazan
de corsarios, príncipes
de las tinieblas o de hombre lobo
en la noche de halloween
o de las brujas o fantasmas
y golpean a las puertas
por unos caramelos
y las niñas vestidas de hadas
o bailarinas árabes parecen
salidas de un cuento
del libro de las mil
y una noches o de una historia
de Lewis Carrol en Alicia
en el país de las maravillas
y como envueltos
en una sonrisa
le regalamos dulces
a los niños
que ya no somos.
Variación a José Eustasio Rivera
Antes de que me hubiera apasionado
por mujer alguna, jugué mi corazón
al azar y me lo ganó la poesía.
Neruda
Este poema se escribió a partir de los recuerdos de Neruda
de su infancia y de su posterior viaje definitivo a Santiago.
Llueve en Temuco tierra donde
crecí al sur de Chile y en calles inhóspitas
de piedra en piedra caminamos hacia
el colegio y los paraguas se los lleva el viento
y los zapatos echan vapor como pequeñas locomotoras.
Mi padre ferroviario conduce un tren con vagones
de piedra y en un vasto caserón leo a Buffalo Bill
y a Emilio Salgari y la furia del mar me sobrecoge
con sus caracolas y en los bosques los escarabajos
los pájaros y las flores son una maravilla de la
naturaleza y escribo cartas de amor en su nombre
de mi compañero de liceo a la niña hija del herrero
que me reconoce y me da su corazón en membrillos
como Rimbaud y Verlaine sus versos ebrios y desolados.
Un tren nocturno y con un baúl de hojalata, mi traje
negro de poeta y una capa como un espantapájaros
delgadísimo y afilado como un cuchillo me lleva
a Santiago que oloroso a gas y a café los tranvías
pasan con un estrépito de fierros y campanillas
y en una pensión de la calle Maruri solitario
y triste me refugió en mi poesía.
La mano encantada
La mano encantada
Gérard de Nerval
La mano que empuña
la pluma sobre el papel
la que acaricia un cuerpo
la que dibuja un cielo, la que
pasa la otra página, la que
fervorosa aplaude, la que golpea
a martillo, la que siembra un árbol
la que asiste a dar a luz, la que riega
las flores, la que arrulla la cuna
la que ara la tierra, la que fuma
pensativa un habano, la que acaricia
el lomo de un animal, la que toca
un instrumento musical, la que crea
mágicamente con la sombra, la que
se posa en tu hombro, la que se peina
su pelo, la que teje escarpines
la mano pacífica de un hombre
y una mujer que se
encuentran y se aman.
El amor
El amor sólo se cura
en el lecho de las arenas
ardientes
de la hierba mojada, la orilla del mar
la orilla de las ventanas o los ríos
los lechos de sábanas blancas
o en los lugares más inhóspitos
de la ciudad o el bosque.
El amor sólo se cura
si lo llevas a los lechos
de invierno o del verano
y lo haces sentir
una pasión indomable.
Epigrama
Bajo la especie de una
biblioteca un hombre que
moró por los libros se figuró
el paraíso y una mitología
en la forma de un jardín
con manzanas prohibidas
y hubo quienes como
suntuosos palacios de oro.
En la forma de tu cuerpo
yo me imagino el paraíso.
Conflagración
En la conflagración
de tu cuerpo
no quedarán
cenizas sino caricias
acaso ese olor acre de tu sexo
el sabor a rubor de tus mejillas
la huella de tus labios rojos
tu pelo revuelto
y ese brillo en tus ojos
de la conflagración
de tu cuerpo sobre mi cuerpo.
El mundo que te habita
Al abrir la puerta
de la jaula no es un pájaro
el que vuela
es la libertad que se recobra
como no es el viento
el que se entra
cuando abres las ventanas
sino los fragores de la ciudad nocturna
y no son las páginas que sientes
cuando abres un libro dulcemente
sino es el olor de los árboles
de lo que están hechas sus hojas
y donde moran felices las palabras
como cuando abres un cuerpo
es el mundo el que te habita.
Mayo
Poema basado en el relato,
El ramillete de Mayo, de Flor Romero
Mayo son las flores
abiertas como las banderas
obreras del primero de Mayo
y son las madres de la Plaza
de Mayo en Buenos Aires
con las pañoletas blancas en su pelo
y con las fotografías de sus hijos
desaparecidos como los estudiantes
en París en Mayo del 68
arrojando un cóctel molotov
contra las barricadas de los policías
y la proclama de la imaginación al poder
y son las banderas blancas
con cintas azules a la Virgen
a la orilla de las carreteras
o en los balcones volados
de los pueblos de mi país.
Mayo la flor
de la Catleya
de un país que soñamos.
Mi Patria
Tu cuerpo es mi patria
rodeado de dos océanos
y un hermoso horizonte
y su paisaje son dos colinas
y un valle fértil como
su monte de Venus
en donde ondea una bandera
como su pelo del viento.
Tu cuerpo es mi patria
con sus preciosos yacimientos
y agrestes desembocaduras
como con su parque natural
de los nevados y sus cascadas
su jardín de orquídeas y corales
sus ciénegas y arrecifes
desiertos y santuarios
de flora y estoraques.
Tu cuerpo es mi patria
que escribo y amo
y sueño en ésta página.
Labios
Tus bellos labios
como la sonrisa de la Gioconda.
Alabados sean en tu cuerpo
como los girasoles de Van Gogh.
Tus bellos labios rojos como los de tu boca
que palpitan bajo tu falda como tu corazón
maravillosos como la torre Eiffel.
En los tejados rojos
como atardeceres
las golondrinas paradas
en las antenas de televisión
hacen verano como bajo un
arcoiris vuelan los gallinazos
que rondan la muerte que
yace como un perro muerto
los gatos ronronean con la luna
y las palomas levantan el vuelo
como las sábanas y los blancos
calzoncitos de las muchachas
que revolotean al viento colgadas
de las cuerdas de alambres
en la azotea donde en el agua
de la alberca aletean las libélulas.
Planeta
Los antiguos habitantes
del planeta navegaron
en carabelas y descubrieron
el mundo en el otro lado del Atlántico
los modernos navegaron
por océanos en trasatlánticos
en aviones de reacción que
acortaron la distancia del mundo
y los contemporáneos navegan
por internet que hace más
pequeño al mundo y vía satélite
está al alcance de su mano.
Ajedrez
Son piezas blancas
y negras ese juego que
se rige por las mismas
estrategias de la guerra
entre ejércitos enemigos
y que tuvo su origen en
Oriente y como en un mundo
antiguo y noble tiene un rey
y una reina y sus vasallos
los peones, guerreros caballos
y diestros alfiles en ciudades
amuralladas de torres
símbolos de un remoto
pasado en donde se
amotinaron los vasallos
que con sus caballos y alfiles
dieron jaque mate al rey.
Epigrama
Ni otro paraíso ni otra tierra prometida
si tengo el paraíso y la tierra prometida
de tu cuerpo
ni otro cielo ni otra oración
porque tu cuerpo es mi salvación.
Mujeres
Con solo pestañear
pueden tener el mundo
en sus manos
el único requisito es
que sean exquisitas
que una mirada suya basta
para seducirnos
y llevarnos hasta sus lechos
en cualquier lugar de sus cuerpos
su poder es así de infinito
si logramos endulzar sus oídos
que es su órgano más frágil
porque son así de vulnerables
a las palabras tiernas
que las derriten como
todavía un ramo de flores
o un collar de diamantes
déjalas vivir y ejercer
su poder de seducción
y podrás acampar
bajo el cielo de sus ojos.
Las mujeres
Las mujeres que te
intuyen interesante
son las que se enamoran de ti
y las que se acarician contigo
si les lees un poema de amor
y las acaricias con las palabras
y le susurras al oído las cosas
más tiernas que nunca nadie se
hubiera atrevido a decirles
son así de frágiles
que una sola palabra
basta para que tengan
el mundo en sus manos.
Lucas
In memoriam
Anoche escribí
y mi perro Lucas
se echó a un lado de la
cama
en donde también leía
esta mañana
en tanto acostumbro a leer
recostado sobre su cabecera
y mis perros o gato se echan a mis pies
mientras leo o sosiego
bajo la luz día de una lámpara.
En la pared cuelgan títulos míos
y retratos a lápiz junto a mi
biblioteca
donde a veces oigo música
pero en esta mañana leo en silencio
y entre líneas
y con Lucas que me ladra
a levantarme a almorzar
de súbito me aflora escribir
éste poema que escribo.
Kafka
A ésta hora bajo
la lluvia Praga
está melancólica
la mira por la ventana
y observa los antiguos edificios
de sus estudios y oficina
y trazando en el aire un aro
con el dedo comprende que
ese pequeño círculo ha sido
su vida en la ciudad de las cien
torres que nunca abandonará
y en la que escribirá
la historia de un hombre
que una mañana al despertar
se encontró convertido
en un monstruoso insecto.
Bajo la lluvia
El hombre que escribe
éste poema es el que ahora
camina por esas calles
de su ciudad de parques de niños y agua
y que se detiene en ésta página
para escribir la ciudad
en la que bajo los semáforos
también se detiene en una esquina
la de casas de tejas rojas, la de olorosos
árboles de eucaliptos, la de las palomas
y las hormigas, la de las palmeras
y las muchachas, la de las cigarras
y las golondrinas, la ciudad que
escribe como camina
la ciudad del hombre bajo la lluvia.
Don Quijote
En una aldea de la Mancha
de cuya historia quiero
acordarme para escribirla
entre los viejos libros de su biblioteca
el Caballero de la Triste Figura
como lo llamó Sancho Panza
poseído por el delirio de la lectura
de libros de caballerías
a los campos de Castilla
sale un día de su aldea a restaurar
el honor, la justicia y el coraje
cabalgando en “una yegua
derrengada” de nombre Rocinante
junto a Sancho Panza, su fiel
escudero montado en un asno
y es ese mundo perdido escrito en
las páginas de los libros de caballerías
que delira convertirlo en realidad
y que lo enamora de Aldonza Lorenzo
la bella labriega que delira como
la dulce Dulcinea del Toboso
y ve gigantes en los molinos de viento
y ejércitos en los rebaños de ovejas
pero es un mundo de bandidos
y pastores de cabras y doncellas
y descubre que también él es leído
y denuncia esa versión de sus azarosas
aventuras en el que el verdadero
Don Quijote que es él no es el mismo
de la versión apócrifa de Avellaneda.
Ha delirado doncellas como princesas
y posadas como castillos pero
en la llegada al castillo de los Duques
y ofrecérseles castillos y princesas
reales y una Insula, Barataria
para que la gobierne Sancho Panza
recobra la lucidez
y regresa a morir a su aldea.
Ha realizado tres viajes
o salidas de su aldea
por la Mancha, Aragón y Cataluña.
Lengerke
Una recua de mulas
con su equipaje
lo acompaña en su viaje
cuando recorre los caminos
a caballo con un revólver al cinto
desde su castillo de Montebello
en donde hay un piano Pleyel
traído en un planchón por el Magdalena
y subido a lomo de mula hasta sus
lujosos salones
su equipaje son sombreros de copa,
levitas, espadines de duelo, medicinas
europeas, brújulas y un cuchillo toledano
partituras para piano de Schubert
Mozart y Beethoven,
libros de Hoffman, Sué y Walter Scout
huye de la justicia por un duelo
y llega a América por el Catatumbo
a través del río Zulia.
Ha viajado extensamente por Europa
y conocido al Barón de Humboldt
alto, de pelo rojizo y barba
seduce por igual a mujeres
políticos y labriegos
con su don de señor feudal
e ideas ilustradas y utópicas
que aunque masón y librepensador
en secreto apoya a los liberales
y se rumora que es luterano
y libertino por sus fiestas
que son orgías de alcohol y sexo
y prácticas de espiritismo.
Su vida será la “novela heredada”
del padre que no la escribió
y del hijo que la conoció de su
abuelo en estas tierras inhóspitas
donde crece la hierba entre
las piedras de sus caminos.
Canción de la paz y la guerra
La paz la quieren con guerra
y la guerra con sangre
la paz de los jardines de paz
y la guerra de los criminales de guerra
declara la guerra a la guerra
para que la paz se tenga en paz
y haz que la paz no siga dando guerra
haz la paz a la guerra para
que la guerra descanse en paz.
Nocturno
A las diez de la noche
por la ventana
de esta habitación
vi la ciudad bajo la media luna
vi las parejas entrar
de la mano a los moteles, vi una
legión de taxis amarillos
a la espera de pasajeros nocturnos
vi las antenas parabólicas en
los tejados de los edificios, vi los avisos
de luces de neón de los supermercados
vi la intermitente luz roja de la torre
del aeropuerto, vi los árboles del parque
estremecidos por el viento, vi los
enamorados y los ebrios pasar
vi las dos torres blancas de la
catedral, vi la insomne estación
de gasolina, vi la noche con
sus transeúntes y la llovizna
y me vi fumar en la ventana
mirando la ciudad
anochecer bajo las estrellas.
Mitología griega de las sirenas
Las hermosas ninfas del mar
con cuerpos de pez y cabeza de mujer
hijas del dios Forcis que con la dulzura
de su voz los marinos eran atraídos hacia
las rocas desde donde las ninfas cantaban.
Odiseo bajo los consejos de la hechicera Circe
tapó los oídos de sus marinos con cera
y se hizo atar al frente del mástil de la nave
y siguió adelante al pasar frente a su isla
sin peligro de los cantos hechiceros de las sirenas.
Los argonautas escaparon de sus cantos
porque Orfeo a bordo de la nave Argos cantó
dulcemente y anuló el efecto del canto de las ninfas.
Según cuentan la leyenda las sirenas
se arrojaron al mar avergonzadas de la huida
de Odiseo y de la victoria de Orfeo y perecieron.
El agorero
Son los días que hoja
a hoja de calendario
son la muerte
y acaso lo mejor del domingo
es el sábado por la tarde
los lunes de duelo son como
llevar flores al cementerio
los martes aciagos como solitarias
iglesias y barcos bajo la lluvia
los miércoles de ceniza
como olorosos a incienso
los jueves advenedizos como
un vendedor de pompas fúnebres
y los viernes de delirium tremens
como bares de mala muerte
esa que nos aguarda
como un fin de semana.
Halloween
La luna está llena
acaba de cenar
y esta noche está más
blanca y hermosa
como un queso
que ilumina la ciudad
con su halo de misterio
y los niños se disfrazan
de corsarios, príncipes
de las tinieblas o de hombre lobo
en la noche de halloween
o de las brujas o fantasmas
y golpean a las puertas
por unos caramelos
y las niñas vestidas de hadas
o bailarinas árabes parecen
salidas de un cuento
del libro de las mil
y una noches o de una historia
de Lewis Carrol en Alicia
en el país de las maravillas
y como envueltos
en una sonrisa
le regalamos dulces
a los niños
que ya no somos.
Variación a José Eustasio Rivera
Antes de que me hubiera apasionado
por mujer alguna, jugué mi corazón
al azar y me lo ganó la poesía.
Neruda
Este poema se escribió a partir de los recuerdos de Neruda
de su infancia y de su posterior viaje definitivo a Santiago.
Llueve en Temuco tierra donde
crecí al sur de Chile y en calles inhóspitas
de piedra en piedra caminamos hacia
el colegio y los paraguas se los lleva el viento
y los zapatos echan vapor como pequeñas locomotoras.
Mi padre ferroviario conduce un tren con vagones
de piedra y en un vasto caserón leo a Buffalo Bill
y a Emilio Salgari y la furia del mar me sobrecoge
con sus caracolas y en los bosques los escarabajos
los pájaros y las flores son una maravilla de la
naturaleza y escribo cartas de amor en su nombre
de mi compañero de liceo a la niña hija del herrero
que me reconoce y me da su corazón en membrillos
como Rimbaud y Verlaine sus versos ebrios y desolados.
Un tren nocturno y con un baúl de hojalata, mi traje
negro de poeta y una capa como un espantapájaros
delgadísimo y afilado como un cuchillo me lleva
a Santiago que oloroso a gas y a café los tranvías
pasan con un estrépito de fierros y campanillas
y en una pensión de la calle Maruri solitario
y triste me refugió en mi poesía.
La mano encantada
La mano encantada
Gérard de Nerval
La mano que empuña
la pluma sobre el papel
la que acaricia un cuerpo
la que dibuja un cielo, la que
pasa la otra página, la que
fervorosa aplaude, la que golpea
a martillo, la que siembra un árbol
la que asiste a dar a luz, la que riega
las flores, la que arrulla la cuna
la que ara la tierra, la que fuma
pensativa un habano, la que acaricia
el lomo de un animal, la que toca
un instrumento musical, la que crea
mágicamente con la sombra, la que
se posa en tu hombro, la que se peina
su pelo, la que teje escarpines
la mano pacífica de un hombre
y una mujer que se
encuentran y se aman.
El amor
El amor sólo se cura
en el lecho de las arenas
ardientes
de la hierba mojada, la orilla del mar
la orilla de las ventanas o los ríos
los lechos de sábanas blancas
o en los lugares más inhóspitos
de la ciudad o el bosque.
El amor sólo se cura
si lo llevas a los lechos
de invierno o del verano
y lo haces sentir
una pasión indomable.
Epigrama
Bajo la especie de una
biblioteca un hombre que
moró por los libros se figuró
el paraíso y una mitología
en la forma de un jardín
con manzanas prohibidas
y hubo quienes como
suntuosos palacios de oro.
En la forma de tu cuerpo
yo me imagino el paraíso.
Conflagración
En la conflagración
de tu cuerpo
no quedarán
cenizas sino caricias
acaso ese olor acre de tu sexo
el sabor a rubor de tus mejillas
la huella de tus labios rojos
tu pelo revuelto
y ese brillo en tus ojos
de la conflagración
de tu cuerpo sobre mi cuerpo.
El mundo que te habita
Al abrir la puerta
de la jaula no es un pájaro
el que vuela
es la libertad que se recobra
como no es el viento
el que se entra
cuando abres las ventanas
sino los fragores de la ciudad nocturna
y no son las páginas que sientes
cuando abres un libro dulcemente
sino es el olor de los árboles
de lo que están hechas sus hojas
y donde moran felices las palabras
como cuando abres un cuerpo
es el mundo el que te habita.
Mayo
Poema basado en el relato,
El ramillete de Mayo, de Flor Romero
Mayo son las flores
abiertas como las banderas
obreras del primero de Mayo
y son las madres de la Plaza
de Mayo en Buenos Aires
con las pañoletas blancas en su pelo
y con las fotografías de sus hijos
desaparecidos como los estudiantes
en París en Mayo del 68
arrojando un cóctel molotov
contra las barricadas de los policías
y la proclama de la imaginación al poder
y son las banderas blancas
con cintas azules a la Virgen
a la orilla de las carreteras
o en los balcones volados
de los pueblos de mi país.
Mayo la flor
de la Catleya
de un país que soñamos.
Mi Patria
Tu cuerpo es mi patria
rodeado de dos océanos
y un hermoso horizonte
y su paisaje son dos colinas
y un valle fértil como
su monte de Venus
en donde ondea una bandera
como su pelo del viento.
Tu cuerpo es mi patria
con sus preciosos yacimientos
y agrestes desembocaduras
como con su parque natural
de los nevados y sus cascadas
su jardín de orquídeas y corales
sus ciénegas y arrecifes
desiertos y santuarios
de flora y estoraques.
Tu cuerpo es mi patria
que escribo y amo
y sueño en ésta página.
Labios
Tus bellos labios
como la sonrisa de la Gioconda.
Alabados sean en tu cuerpo
como los girasoles de Van Gogh.
Tus bellos labios rojos como los de tu boca
que palpitan bajo tu falda como tu corazón
maravillosos como la torre Eiffel.
En el país de las mariposas (2000-2002)
Junto a otro cuerpo
Tu cuerpo que
se ha de podrir
y devorar los gusanos
o se hará cenizas
o será enterrado en
un jardín en la colina
o esparcidas las cenizas
en el viento o en el mar
o sembradas bajo un rosal
tu cuerpo que viajará
como un navío por el espacio
infinito de la eternidad
que se ame junto a otro
cuerpo y una brizna de
inmortalidad lo haga vibrar.
Credo
Creo en la
palabra
todopoderosa
creadora del hombre
y de la poesía
en el canto de los pájaros
a su hembra en celo
en el inmenso mar que
es el origen de la vida
en el cielo infinito
de las estrellas
en la sabiduría milenaria
de los orígenes
en la metáfora que
forja como el fuego
en la memoria viva
de la tierra originaria
y en el deseo de tu
cuerpo porque existes.
Creo en la
palabra
todopoderosa
que da origen
a todas las cosas.
La creación
En el primer día de la
Creación Dios creó la luz.
En el segundo día, creó el cielo.
En el tercer día, creó la tierra
y el mar y los árboles.
En el cuarto día, creó el sol
y la luna y las estrellas.
En el quinto día, creó las aves
y los animales terrestres
y los monstruos del mar.
En el sexto día, creó al hombre
En el séptimo día, descansó.
El hombre un día sintió miedo
de morir y creó a Dios.
Montañas
En la cima de las
montañas
las nubes a su
alrededor la asemejan
a un volcán o un nevado
o una montaña en llamas
como el humo blanco
de las hogueras que se extiende
lenta y húmeda atravesada
por los pájaros y rodean
la ciudad desde donde
se alcanzan a ver sus
casas pequeñísimas
y su verde paisaje
de árboles entre la niebla
un horizonte por donde
sale el sol cada mañana
que llega hasta mi ventana.
Montañas II
Desde mi ventana
las montañas
parecen un nevado
entre la niebla
montañas con casas
lejanísimas desde donde
un humo azul asciende entre
los árboles y como una colcha
de retazos verdea junto
a la carretera polvorienta
que la surca bajo las enormes
torres de la luz eléctrica
en el horizonte desde mi ventana
las montañas se alzan
por entre los altos edificios
de la ciudad como
un volcán nebuloso.
La pasión
Ahora lo he
visto nuevamente
en las películas
como todos los años
en esta otra semana
de pasión hacer
el milagro de la
multiplicación de los
peces, el pan y el vino
caminar por Galilea
y hablar ante una multitud
que lo escucha silenciosa
es ese mismo hombre que
morirá desangrado
con una corona de espinas
en su cabeza bajo una
tormenta de relámpagos
y en crueles ritos
en que los hombres
acaso disfrazan su
sadismo o sueñan
redimir sus culpas
por estas calles
de mi país se azotan
y echan sal
en sus heridas.
Réquiem
Ah, viejos
poetas románticos
enamorados
de la muerte
enamorados de
lánguidas y pálidas
mujeres como la rosa
olorosa que pende
de su solapa, enamorados
de la melancolía y de
la soledad, como de la luna
al pie de la marchita luz
de las farolas con sus
ojos perdidos bajo la niebla
en una callejuela empedrada
con su sombrero de copa
y traje negro como un
cuervo, con el corazón
al borde del suicidio
caminando solitarios
por las tumbas de
los cementerios.
Ah, viejos
poetas románticos
descansen en paz
en su propio cielo.
En la pecera
Mientras miro
los pececitos que
nadan en la pecera
pienso que me gustaría
escribir un poema
esta mañana pero la
poesía me ha sido
esquiva por estos días
y no se me ocurre nada
que sea digno de su nombre
y mientras miro los pececitos
que nadan en la pecera
un viento fresco me llega por
la ventana junto al escritorio
desde donde escribo y oigo
el ruido de los motores
de los autos que pasan por
la avenida y siento nostalgia
que no sea frente al mar
porque hace un hermoso
día como para ir contigo
a la playa y mientras
esto pienso mirando
los pececitos que nadan
en la pecera lo escribo
en un poema sobre
esta hoja blanca.
En la terraza
En la terraza
de los altos
edificios la ropa
blanca colgada
de las cuerdas de
alambre aletean por
el viento como palomas
y los gatos negros
merodean con sus ojos
que brillan al resplandor
de la luna como las
muchachas que se besan
con el pelo al viento
sobre los hombros de los
muchachos y las golondrinas
se posan en las antenas de
televisión que se erigen
sobre los tejados en
donde yacen las cosas
viejas que se oxidan
a la intemperie
mientras un hombre
como un lobo escarba
en las bolsas negras
la basura a orillas
de la calle que
arrojan al mundo.
Epigrama
Como Neruda
a veces escribo
en tinta verde
sobre tus ojos negros
y tus labios marrones
y tu pelo castaño
incendiados poemas de amor
sobre la hoja blanca
en rojos atardeceres.
Travesía
Ni atravesar el Polo
Norte
o el desierto del Sahara
o el mar océano del Pacifico
o del Atlántico.
No es más audaz
y emocionado que la travesía
por los valles o colinas
de tu cuerpo.
Guevara
Bajo su boina su
melena la agita
el viento con su barba
entre el humo de un puro
que se fuma con una
mirada intensa que como
en un cuadro de Da Vinci
yace vivo en la memoria
que arde con sus fuegos.
Su corazón se oye aún
latir en el futuro.
Enemigo nuestro
En la puerta de nuestra
casa estuvimos toda
la vida esperando
a que pasara el cadáver
de nuestro enemigo
sin saber que también
en la puerta de su casa
el enemigo nuestro
esperó toda la vida
el paso de nuestro cadáver.
Una estrella
Una estrella puede ser
una coartada para escribir
un poema a tus ojos
o un poema sobre la lluvia
de un país entre el fuego.
Una estrella puede ser
una coartada para escribir
un poema de amor
o un poema de invierno
de un país que se
desangra sobre la hierba.
Epigrama
Amo tu deseo cuando
deseas mi cuerpo
como amas mi deseo
cuando deseo tu cuerpo.
Paraíso
En un hermoso lugar
de su cuerpo consagrado
a la primavera de su
orquídea con la tierna
visión de sus cuerpos
desnudos sobre la hierba
a orillas del viento
tocan el cielo como
en un lugar maravilloso
del paraíso en donde
un hombre y una mujer
se desnudan bajo la luna.
Tu cuerpo que
se ha de podrir
y devorar los gusanos
o se hará cenizas
o será enterrado en
un jardín en la colina
o esparcidas las cenizas
en el viento o en el mar
o sembradas bajo un rosal
tu cuerpo que viajará
como un navío por el espacio
infinito de la eternidad
que se ame junto a otro
cuerpo y una brizna de
inmortalidad lo haga vibrar.
Credo
Creo en la
palabra
todopoderosa
creadora del hombre
y de la poesía
en el canto de los pájaros
a su hembra en celo
en el inmenso mar que
es el origen de la vida
en el cielo infinito
de las estrellas
en la sabiduría milenaria
de los orígenes
en la metáfora que
forja como el fuego
en la memoria viva
de la tierra originaria
y en el deseo de tu
cuerpo porque existes.
Creo en la
palabra
todopoderosa
que da origen
a todas las cosas.
La creación
En el primer día de la
Creación Dios creó la luz.
En el segundo día, creó el cielo.
En el tercer día, creó la tierra
y el mar y los árboles.
En el cuarto día, creó el sol
y la luna y las estrellas.
En el quinto día, creó las aves
y los animales terrestres
y los monstruos del mar.
En el sexto día, creó al hombre
En el séptimo día, descansó.
El hombre un día sintió miedo
de morir y creó a Dios.
Montañas
En la cima de las
montañas
las nubes a su
alrededor la asemejan
a un volcán o un nevado
o una montaña en llamas
como el humo blanco
de las hogueras que se extiende
lenta y húmeda atravesada
por los pájaros y rodean
la ciudad desde donde
se alcanzan a ver sus
casas pequeñísimas
y su verde paisaje
de árboles entre la niebla
un horizonte por donde
sale el sol cada mañana
que llega hasta mi ventana.
Montañas II
Desde mi ventana
las montañas
parecen un nevado
entre la niebla
montañas con casas
lejanísimas desde donde
un humo azul asciende entre
los árboles y como una colcha
de retazos verdea junto
a la carretera polvorienta
que la surca bajo las enormes
torres de la luz eléctrica
en el horizonte desde mi ventana
las montañas se alzan
por entre los altos edificios
de la ciudad como
un volcán nebuloso.
La pasión
Ahora lo he
visto nuevamente
en las películas
como todos los años
en esta otra semana
de pasión hacer
el milagro de la
multiplicación de los
peces, el pan y el vino
caminar por Galilea
y hablar ante una multitud
que lo escucha silenciosa
es ese mismo hombre que
morirá desangrado
con una corona de espinas
en su cabeza bajo una
tormenta de relámpagos
y en crueles ritos
en que los hombres
acaso disfrazan su
sadismo o sueñan
redimir sus culpas
por estas calles
de mi país se azotan
y echan sal
en sus heridas.
Réquiem
Ah, viejos
poetas románticos
enamorados
de la muerte
enamorados de
lánguidas y pálidas
mujeres como la rosa
olorosa que pende
de su solapa, enamorados
de la melancolía y de
la soledad, como de la luna
al pie de la marchita luz
de las farolas con sus
ojos perdidos bajo la niebla
en una callejuela empedrada
con su sombrero de copa
y traje negro como un
cuervo, con el corazón
al borde del suicidio
caminando solitarios
por las tumbas de
los cementerios.
Ah, viejos
poetas románticos
descansen en paz
en su propio cielo.
En la pecera
Mientras miro
los pececitos que
nadan en la pecera
pienso que me gustaría
escribir un poema
esta mañana pero la
poesía me ha sido
esquiva por estos días
y no se me ocurre nada
que sea digno de su nombre
y mientras miro los pececitos
que nadan en la pecera
un viento fresco me llega por
la ventana junto al escritorio
desde donde escribo y oigo
el ruido de los motores
de los autos que pasan por
la avenida y siento nostalgia
que no sea frente al mar
porque hace un hermoso
día como para ir contigo
a la playa y mientras
esto pienso mirando
los pececitos que nadan
en la pecera lo escribo
en un poema sobre
esta hoja blanca.
En la terraza
En la terraza
de los altos
edificios la ropa
blanca colgada
de las cuerdas de
alambre aletean por
el viento como palomas
y los gatos negros
merodean con sus ojos
que brillan al resplandor
de la luna como las
muchachas que se besan
con el pelo al viento
sobre los hombros de los
muchachos y las golondrinas
se posan en las antenas de
televisión que se erigen
sobre los tejados en
donde yacen las cosas
viejas que se oxidan
a la intemperie
mientras un hombre
como un lobo escarba
en las bolsas negras
la basura a orillas
de la calle que
arrojan al mundo.
Epigrama
Como Neruda
a veces escribo
en tinta verde
sobre tus ojos negros
y tus labios marrones
y tu pelo castaño
incendiados poemas de amor
sobre la hoja blanca
en rojos atardeceres.
Travesía
Ni atravesar el Polo
Norte
o el desierto del Sahara
o el mar océano del Pacifico
o del Atlántico.
No es más audaz
y emocionado que la travesía
por los valles o colinas
de tu cuerpo.
Guevara
Bajo su boina su
melena la agita
el viento con su barba
entre el humo de un puro
que se fuma con una
mirada intensa que como
en un cuadro de Da Vinci
yace vivo en la memoria
que arde con sus fuegos.
Su corazón se oye aún
latir en el futuro.
Enemigo nuestro
En la puerta de nuestra
casa estuvimos toda
la vida esperando
a que pasara el cadáver
de nuestro enemigo
sin saber que también
en la puerta de su casa
el enemigo nuestro
esperó toda la vida
el paso de nuestro cadáver.
Una estrella
Una estrella puede ser
una coartada para escribir
un poema a tus ojos
o un poema sobre la lluvia
de un país entre el fuego.
Una estrella puede ser
una coartada para escribir
un poema de amor
o un poema de invierno
de un país que se
desangra sobre la hierba.
Epigrama
Amo tu deseo cuando
deseas mi cuerpo
como amas mi deseo
cuando deseo tu cuerpo.
Paraíso
En un hermoso lugar
de su cuerpo consagrado
a la primavera de su
orquídea con la tierna
visión de sus cuerpos
desnudos sobre la hierba
a orillas del viento
tocan el cielo como
en un lugar maravilloso
del paraíso en donde
un hombre y una mujer
se desnudan bajo la luna.
Los días de octubre (1997/1999)
Pajaritos
Los pajaritos cantan
dulcemente en la mañana
en la ventana y se posan
sobre las rosas en el jarrón
junto al espejo en donde
picotean su reflejo y como
en la hierba entre las hojas
anidan en el fondo de
las espigas y el corazón.
Como mariposa que aletea en el bosque
La soledad arrecia como
la lluvia que ella frágil acepta
su destino de hembra fugaz
que debe sosegar los latidos
de su corazón que lo recibe
con los brazos y los senos abiertos
y ella abre sus muslos con ese
deseo como mariposa que aletea
en el bosque en la tarde
en la noche o en la madrugada
porque como una hiena la acecha
la soledad y sus besos le dejan
un poco de nostalgia en la mirada.
Epigrama
Ahora ya sé que yo
existo porque tú me amas
ahora ya sé que tú
existes porque yo te amo.
Epigrama
En lo profundo de tus muslos
crece un hermoso jardín donde
florece carnosa la rosa roja
que irrigo como una lluvia nocturna.
Epigrama
Al ritmo de tu cuerpo
sobre mi cuerpo asciendes
y desciende lentamente
como galopando por la llanura
con tu cabellera que se
derrama sobre mi pecho como
la lluvia sobre la hierba.
Mientras llueve
Su pelo yace como
una enredadera
sobre la almohada
y tiene los labios húmedos
y en los ojos una mirada tierna
que le ha dejado la lluvia
y un orgasmo
respira feliz y en silencio
se adormece mientras
en el pecho no cesa
todavía de latir mi
corazón como al galope.
Epigrama
Como las ballenas
que vienen a morir a la
playa el mar orilla
con su oleaje pececitos
y caracoles y las huellas
de tus pies en la arena
como tus pasos por el mundo.
Haiku
Llueve sobre
abril
solitario sobre
la hoja en blanco.
Epigrama
En cualquier lugar
que nos sorprenda la poesía
o el amor escríbela
o sedúcela con el dulce
ejercicio de su escritura o pasión.
Dada
En el Cabaret Voltaire
en Zurcík, el 8 de febrero
de 1916, a las seis de la
tarde, Tristan Tzara y su
cofradía de anarquistas
visionarios confabulan una
asonada que pronto recorre
Europa y el escándalo los
Ilumina bajo luces de neón
en donde esgrimen sus
manifiestos audaces
y en Paris, Berlin, Hanover...
asolan los viento oníricos
de las sílabas que en la
página de un diccionario
abre Hans Arp al azar.
Torre H
Las golondrinas revolotean
en el aire como el viento
que estremece las cortinas
con la niebla y el frío
que rondan por la ciudad.
Aznavour canta en la radio
hermosas canciones en francés
y en esa mañana con la ciudad
que se dibuja en la ventana
como en un cuadro de Monet
a once pisos de altura
en donde vive con el corazón
con que escribe
un hombre con las mismas
manos de abrazarte
sobre una página blanca escribe
que como tu cuerpo
yace abierta en espera
de esa misma mano
que lo abraza y la escribe.
Manhattan
Las sábanas blancas
del Manhattan hotel
las ondea el viento en la terraza
mientras los amantes entran
de la mano y ella se cubre
discretamente el rostro y caminan
de prisa con la cabeza baja.
Las muchachas del verano
que hacen el amor a la salida
del colegio o las oficinas con
esa mirada dulce y cómplice
del deseo o el amor clandestino.
La neblina
La neblina
ha descendido
hasta las calles
de la ciudad
y rodea los edificios
y los árboles
y recorre las avenidas
lenta, silenciosa y húmeda
que oscurece el paisaje
y los automóviles encienden
las luces como en una
noche lluviosa.
La neblina
poética y dulce
se instala en la ciudad
con una brizna de rocío
que la dibuja
bella y gris
como al óleo.
Ni las olas ni el tiempo ni el viento
No dejes la huella
de tu mano por la tierra
en la arena a orillas
del mar en la playa
porque esa huella las
borra las olas ni en
la corteza de los árboles
en forma de un corazón
porque esa huella las
borra el tiempo ni en
el mármol con sus dos
fechas porque esa huella
se hace cenizas que
esparce el viento.
Deja la huella de tu
paso por la tierra en
un lugar que no las
borre ni las olas ni
el tiempo ni el viento.
El tren
Los rieles sobre
las piedras blancas
como las estaciones
abandonadas en despoblado
y los vagones de la locomotora
enterrados en la hierba
que derrumbados se oxidan
a la intemperie donde reptan
las lagartijas y han hecho
sus nidos los pájaros
hace aflorar la nostalgia
del tren que silbaba
por la llanura como una
rosa que le crece al paisaje.
Aunque a veces
Te encanta aunque a veces
no alcances a entenderla
pero la necesitas feliz
y tierna al alcance de la
mano para mirarla cuando
desnuda se pasea por el cuarto
o se peina y se maquilla dulce
en el espejo pero aunque no
llegues a veces a entenderla
si la llegaras a entender
entenderías todo el universo
porque no hay nada más complejo
que una mujer aunque la ames
y la necesites cada día
al alcance de la mano.
En la vida
Los días lluviosos y grises
sobre la hoja en blanco
lo justifica consigo mismo
cuando escribe y siente esa
emoción que le depara crear
un universo en la palabra
o en leer que es arar como
la tierra mente y espíritu
o en perpetrar el amor que es
como otra forma de volver
al paraíso, porque en escribir
o en el leer o en el amor se
recobra consigo en la vida
que yace en sus páginas
y una tras otra son la poesía.
La rosa carnal
La hermosa rosa
que olorosa nace
en el centro de tus muslos
en donde aletea
y bebe dulce el colibrí
la que lames con tu lengua
en sus pétalos húmedos
y aflora roja en el lecho
la rosa carnal que exhala
ese olor en celo
y enamora al corazón
la que crece feliz
en el pequeño jardín.
Al paso de mi mano sobre tu pelo
Al paso de mi mano
sobre tu pelo como mi
cuerpo sobre tu cuerpo
estremecida te abres
como un cielo despejado
en donde acaba de cesar
la lluvia que hace dibujar
el arco iris en la tarde
húmeda y respiro bajo
su arco como reposo
bajo tu cuerpo cuando
he llovido dentro de ti.
Adoración
A veces en la noche
nos encontrábamos
en la catedral de piedra
donde ella me esperaba
frente a un Jesucristo
crucificado, piadosa
y contrita, y como Santa
Teresa en éxtasis que
esculpió Bernini se
transformaba cuando besaba
desnuda sus senos en los
lechos de invierno
y hacía del deseo una
hermosa adoración.
De la República
Acaso sea la mayor
lavandería
de dólares de la República
en donde se depositan en
sus arcas los dineros calientes
expropiados a la mafia
de los traficantes
dinero que envilecido por
el tráfico ilícito de las drogas
de la muerte adquiere ciudadanía
en el libre cambio al portador
y de la mano de las
tranquilas conciencias
circula limpio
planchado
y almidonado por la ciudad.
El mar, las gaviotas y los barcos anclados
Bajo un cielo con arco iris
caminas por la ciudad que
olorosa a sal marina te
detiene en los bronceados
senos desnudos y miras
el mar, las gaviotas y los
barcos anclados y con su
frondoso pelo sobre tus
hombros a orillas del mar
en el arena te abraza y
la tarde arde con el oleaje
del viento contra sus
murallas como en el húmedo
boscaje entre sus muslos.
In memoriam
Su cadáver estaba lleno de mundo.
César Vallejo.
Al descender
el féretro en la fosa
sobre la hierba
flores y canciones
lo cubrían como
la lluvia que caía
sobre el cementerio
y bajo las sombrillas
negras hombres y mujeres
lo lloraban y esgrimían
consignas en su nombre
en una marcha del silencio
bajo las banderas
y los pañuelos blancos.
Al descender
el féretro en la fosa
sobre la hierba
su cadáver estaba
lleno de mundo.
Bienaventurados II
Los heroicos
los desaparecidos
los torturados
los enterrados en
algún lugar desconocido
en la montaña
los repatriados de
algún lugar del mundo
los clandestinos cubiertos
por una bandera proscrita
los que bajan muertos río abajo
con un disparo en el corazón
los asesinados en despoblado
en masacres a mansalva
los acribillados con
alevosía y sevicia
así en la paz como en la guerra.
Chicamocha
A orillas del cañón
del Chicamocha un
un hermoso paisaje
de niebla y nubes te hace
detener el paso para mirar
la enorme majestuosidad
de la tierra que te recorre
la sangre y en el fondo del
abismo miras un pueblo blanco
bordeado por un río que
resplandece como un pez bajo
el sol y respiras hondo un
aire puro y frío que baja
de la montaña como el agua
de las pequeñas cascadas
por entre las piedras
y la hierba y una mariposa
azul revolotea en tu pelo
como el viento con el
olor de los eucaliptos.
Los pajaritos cantan
dulcemente en la mañana
en la ventana y se posan
sobre las rosas en el jarrón
junto al espejo en donde
picotean su reflejo y como
en la hierba entre las hojas
anidan en el fondo de
las espigas y el corazón.
Como mariposa que aletea en el bosque
La soledad arrecia como
la lluvia que ella frágil acepta
su destino de hembra fugaz
que debe sosegar los latidos
de su corazón que lo recibe
con los brazos y los senos abiertos
y ella abre sus muslos con ese
deseo como mariposa que aletea
en el bosque en la tarde
en la noche o en la madrugada
porque como una hiena la acecha
la soledad y sus besos le dejan
un poco de nostalgia en la mirada.
Epigrama
Ahora ya sé que yo
existo porque tú me amas
ahora ya sé que tú
existes porque yo te amo.
Epigrama
En lo profundo de tus muslos
crece un hermoso jardín donde
florece carnosa la rosa roja
que irrigo como una lluvia nocturna.
Epigrama
Al ritmo de tu cuerpo
sobre mi cuerpo asciendes
y desciende lentamente
como galopando por la llanura
con tu cabellera que se
derrama sobre mi pecho como
la lluvia sobre la hierba.
Mientras llueve
Su pelo yace como
una enredadera
sobre la almohada
y tiene los labios húmedos
y en los ojos una mirada tierna
que le ha dejado la lluvia
y un orgasmo
respira feliz y en silencio
se adormece mientras
en el pecho no cesa
todavía de latir mi
corazón como al galope.
Epigrama
Como las ballenas
que vienen a morir a la
playa el mar orilla
con su oleaje pececitos
y caracoles y las huellas
de tus pies en la arena
como tus pasos por el mundo.
Haiku
Llueve sobre
abril
solitario sobre
la hoja en blanco.
Epigrama
En cualquier lugar
que nos sorprenda la poesía
o el amor escríbela
o sedúcela con el dulce
ejercicio de su escritura o pasión.
Dada
En el Cabaret Voltaire
en Zurcík, el 8 de febrero
de 1916, a las seis de la
tarde, Tristan Tzara y su
cofradía de anarquistas
visionarios confabulan una
asonada que pronto recorre
Europa y el escándalo los
Ilumina bajo luces de neón
en donde esgrimen sus
manifiestos audaces
y en Paris, Berlin, Hanover...
asolan los viento oníricos
de las sílabas que en la
página de un diccionario
abre Hans Arp al azar.
Torre H
Las golondrinas revolotean
en el aire como el viento
que estremece las cortinas
con la niebla y el frío
que rondan por la ciudad.
Aznavour canta en la radio
hermosas canciones en francés
y en esa mañana con la ciudad
que se dibuja en la ventana
como en un cuadro de Monet
a once pisos de altura
en donde vive con el corazón
con que escribe
un hombre con las mismas
manos de abrazarte
sobre una página blanca escribe
que como tu cuerpo
yace abierta en espera
de esa misma mano
que lo abraza y la escribe.
Manhattan
Las sábanas blancas
del Manhattan hotel
las ondea el viento en la terraza
mientras los amantes entran
de la mano y ella se cubre
discretamente el rostro y caminan
de prisa con la cabeza baja.
Las muchachas del verano
que hacen el amor a la salida
del colegio o las oficinas con
esa mirada dulce y cómplice
del deseo o el amor clandestino.
La neblina
La neblina
ha descendido
hasta las calles
de la ciudad
y rodea los edificios
y los árboles
y recorre las avenidas
lenta, silenciosa y húmeda
que oscurece el paisaje
y los automóviles encienden
las luces como en una
noche lluviosa.
La neblina
poética y dulce
se instala en la ciudad
con una brizna de rocío
que la dibuja
bella y gris
como al óleo.
Ni las olas ni el tiempo ni el viento
No dejes la huella
de tu mano por la tierra
en la arena a orillas
del mar en la playa
porque esa huella las
borra las olas ni en
la corteza de los árboles
en forma de un corazón
porque esa huella las
borra el tiempo ni en
el mármol con sus dos
fechas porque esa huella
se hace cenizas que
esparce el viento.
Deja la huella de tu
paso por la tierra en
un lugar que no las
borre ni las olas ni
el tiempo ni el viento.
El tren
Los rieles sobre
las piedras blancas
como las estaciones
abandonadas en despoblado
y los vagones de la locomotora
enterrados en la hierba
que derrumbados se oxidan
a la intemperie donde reptan
las lagartijas y han hecho
sus nidos los pájaros
hace aflorar la nostalgia
del tren que silbaba
por la llanura como una
rosa que le crece al paisaje.
Aunque a veces
Te encanta aunque a veces
no alcances a entenderla
pero la necesitas feliz
y tierna al alcance de la
mano para mirarla cuando
desnuda se pasea por el cuarto
o se peina y se maquilla dulce
en el espejo pero aunque no
llegues a veces a entenderla
si la llegaras a entender
entenderías todo el universo
porque no hay nada más complejo
que una mujer aunque la ames
y la necesites cada día
al alcance de la mano.
En la vida
Los días lluviosos y grises
sobre la hoja en blanco
lo justifica consigo mismo
cuando escribe y siente esa
emoción que le depara crear
un universo en la palabra
o en leer que es arar como
la tierra mente y espíritu
o en perpetrar el amor que es
como otra forma de volver
al paraíso, porque en escribir
o en el leer o en el amor se
recobra consigo en la vida
que yace en sus páginas
y una tras otra son la poesía.
La rosa carnal
La hermosa rosa
que olorosa nace
en el centro de tus muslos
en donde aletea
y bebe dulce el colibrí
la que lames con tu lengua
en sus pétalos húmedos
y aflora roja en el lecho
la rosa carnal que exhala
ese olor en celo
y enamora al corazón
la que crece feliz
en el pequeño jardín.
Al paso de mi mano sobre tu pelo
Al paso de mi mano
sobre tu pelo como mi
cuerpo sobre tu cuerpo
estremecida te abres
como un cielo despejado
en donde acaba de cesar
la lluvia que hace dibujar
el arco iris en la tarde
húmeda y respiro bajo
su arco como reposo
bajo tu cuerpo cuando
he llovido dentro de ti.
Adoración
A veces en la noche
nos encontrábamos
en la catedral de piedra
donde ella me esperaba
frente a un Jesucristo
crucificado, piadosa
y contrita, y como Santa
Teresa en éxtasis que
esculpió Bernini se
transformaba cuando besaba
desnuda sus senos en los
lechos de invierno
y hacía del deseo una
hermosa adoración.
De la República
Acaso sea la mayor
lavandería
de dólares de la República
en donde se depositan en
sus arcas los dineros calientes
expropiados a la mafia
de los traficantes
dinero que envilecido por
el tráfico ilícito de las drogas
de la muerte adquiere ciudadanía
en el libre cambio al portador
y de la mano de las
tranquilas conciencias
circula limpio
planchado
y almidonado por la ciudad.
El mar, las gaviotas y los barcos anclados
Bajo un cielo con arco iris
caminas por la ciudad que
olorosa a sal marina te
detiene en los bronceados
senos desnudos y miras
el mar, las gaviotas y los
barcos anclados y con su
frondoso pelo sobre tus
hombros a orillas del mar
en el arena te abraza y
la tarde arde con el oleaje
del viento contra sus
murallas como en el húmedo
boscaje entre sus muslos.
In memoriam
Su cadáver estaba lleno de mundo.
César Vallejo.
Al descender
el féretro en la fosa
sobre la hierba
flores y canciones
lo cubrían como
la lluvia que caía
sobre el cementerio
y bajo las sombrillas
negras hombres y mujeres
lo lloraban y esgrimían
consignas en su nombre
en una marcha del silencio
bajo las banderas
y los pañuelos blancos.
Al descender
el féretro en la fosa
sobre la hierba
su cadáver estaba
lleno de mundo.
Bienaventurados II
Los heroicos
los desaparecidos
los torturados
los enterrados en
algún lugar desconocido
en la montaña
los repatriados de
algún lugar del mundo
los clandestinos cubiertos
por una bandera proscrita
los que bajan muertos río abajo
con un disparo en el corazón
los asesinados en despoblado
en masacres a mansalva
los acribillados con
alevosía y sevicia
así en la paz como en la guerra.
Chicamocha
A orillas del cañón
del Chicamocha un
un hermoso paisaje
de niebla y nubes te hace
detener el paso para mirar
la enorme majestuosidad
de la tierra que te recorre
la sangre y en el fondo del
abismo miras un pueblo blanco
bordeado por un río que
resplandece como un pez bajo
el sol y respiras hondo un
aire puro y frío que baja
de la montaña como el agua
de las pequeñas cascadas
por entre las piedras
y la hierba y una mariposa
azul revolotea en tu pelo
como el viento con el
olor de los eucaliptos.
Poemas de invierno (1995/1996 )
Infancia
En el paraíso perdido
de la infancia teníamos una
lora en casa bajo un gigantesco
árbol de mango que en su
alharaca en las mañanas
anunciaba por mi nombre
la hora de salida para la escuela
y yo tomaba mis cuadernos
bajo el brazo y me iba a sentar
en un pupitre de un salón
con olor a lápices y tiza
y nunca llevé una manzana
roja a la maestra pero esperaba
a que ella se sentara para
mirarla un poco entre las piernas
que era como mirar hacia el cielo
porque eran azules como
sus ojos que nunca vi tristes.
Antología
Leyendo una mañana
la antología de los
poetas muertos
de siglos pasados
sus nombres con sus fechas
de nacimiento y muerte
y su poesía épica que
canta la tierra prodigiosa
en la que vivieron
descifro que hoy no son más
que un nombre en un libro
o el nombre de una calle
de la ciudad perdida
entre el smog o la niebla.
Cinematógrafo
Eran tan hermosa
y dulce que nunca
se la podía imaginar muerta
hay seres que no parecen
ser de este mundo pero pasan
por el mundo con una fragilidad
o una dulzura que encanta
o enternece dulcemente
ella era como un sueño
que se tiene en invierno
o una tempestad bajo la luna
la mujer que amamos en nuestros
sueños de adolescentes en un
cinematógrafo en donde despertamos
nuestro clandestino y puro deseo.
Bajo los semáforos
Con uniformes de campaña
los soldados de los
cuarteles de invierno
esta tarde salieron a patrullar
por las calles de la ciudad.
Los autos blindados del poder
recorren la ciudad con armados
guardaespaldas y vidrios oscuros
como los autos de la mafia en
un film de Coppola, y yo que
nunca estuve en el ejército
no fui carne de cañón arrojado
a la calle de los motines y junto
a un árbol o una muchacha miro
la calle prohibida al paso
mientras la ciudad fluye bajo
la luz intermitente de los semáforos.
Epigrama
El mundo esa bolita
de tierra y agua que gira
suspendida en el espacio
yo la tenía en mi mano cuando
tenía en mi mano todo tu cuerpo.
Teoría
Escribir es un orgasmo.
Epigrama
Tú eres como el nido de los pájaros.
Haiku
Amputado el brazo
todavía siente la mano.
Haiku
El rumor del mar
del caracol
en la oreja
el paso de la sangre.
Haiku
Un grillo en el jardín
más te trasnocha
la ausencia de su cuerpo.
Haiku
El murciélago
entre los árboles
de la noche
como una golondrina
en verano.
Epigrama
Escribo porque sé
que un día vamos a morir
porque sé que te amo
como la vida.
Epigrama
En una calle de la tarde
un hombre camina
a su lado consigo mismo
el hombre que camina
con los mismos pasos
del hombre que en el fondo
de sí mismo camina en una
calle de la tarde con el mismo
hombre que en esta página
escribe con la misma
mano del hombre que camina
a su lado consigo mismo.
Poema
Hoy quiero escribir
un poema muy hermoso
como tú porque esta tarde
mientras llueve siento
un hermoso poema
que quiero escribir
un hermoso poema muy dulce
y profundo como tus ojos
mientras haces el amor
porque eres soñada cuando
yaces desnuda sobre mí
en un hermoso poema
que quiero escribir
como tu piel emocionada.
Invierno
Afuera ha
comenzado a llover
prendo un cigarrillo
y fumo
miro por la ventana
y veo las muchachas correr
bajo un paraguas
saltando charcos de agua
todo parece indicar
que lloverá hasta junio
y pienso en mi paraguas
que anda roto y tendré que
arriesgarme en la lluvia
no importa un resfriado
o los zapatos empantanados
el invierno ha llegado
como un cambio de luna
pero escampa en mi corazón
cuando ella a veces
me espera en la ciudad.
Souvenir
La carretera
vía al mar
por este lado
de la ciudad de origen
bellamente recta
esa mañana de viaje
de placer por tierras
del pescado de agua dulce
a bordo de un Renault gris
plateado mientras conversábamos
con los amigos sobre la belleza
y la fertilidad del paisaje.
Las garzas volaban en
bandadas a baja altura
en un blanco cielo nublado
que el viento y los árboles
como el rumor de sus aleteos
a cien kilómetros por hora
cruzaban raudos por la ventana
y junto a los rieles cubiertos
de hierba y hojarasca
por donde alguna vez pasara el tren
estacionamos bajo los almendros
polvorientos de la plaza
y caminamos en busca del lugar
de reunión del mediodía.
La tarde comenzaba
a hacerse calurosa
y bajo mi camisa jeans azul
sudaba los rigores
de un clima del trópico.
Epigrama
Tu cuerpo en mi cuerpo
es el cuerpo en donde amas
y mi cuerpo en tu cuerpo
es el cuerpo en donde vivo
toma mi cuerpo en tu cuerpo
como tomo tu cuerpo en mi cuerpo
y sea tu cuerpo que sueña
en mi cuerpo como mi cuerpo
que respira en tu cuerpo.
Poética
La poesía se escribe
con la propia vida
de quien la sueña
es de quien la trabaja
como la tierra que se siembra
a veces no es de quien la escribe
sino de quien la enamora
la poesía nace desde el fondo
de sí mismo como desde el fondo
de los ojos de una muchacha
no tiene partido pero
a veces se adhiere
a causas perdidas
y se escribe con ternura
como la que tienes
cuando ella te abraza desnuda.
Año Nuevo
El día se deshoja
bajo los árboles de almendro
que dejan su hojarasca
como palomas muertas
en la acera de la calle
y los automóviles aceleran
sobre el asfalto de la noche
entre una ráfaga de humo gris plomo
y hay en el viento un olor
a pavo relleno recién salido
del horno servido en la mesa
mientras la música suena en el estéreo
que el vecindario saca a la calle
donde bailan hasta el amanecer
y los ebrios solitarios amanecen
arrojados a la orilla de la calle
sobre el césped o arrojados
contra un árbol como botellas vacías
de náufrago que los mendigos
recogen en la mañana entre
descuartizadas muñecas.
En una amplia avenida desierta
amanecen los árboles con olor a pólvora.
K2
Los alpinistas miran
la alta montaña nevada
que ascenderán a paso
lento con un viento que
arrecia bajo cero y van
dejando las huellas de sus
pasos que se hunden en la nieve.
Una gaviota perdida parece
cruzar sobre la línea del horizonte
pero es la luna llena en la noche
y los alpinistas ascienden en fila
india sobre la orilla de la montaña.
Un paso en falso sobre la nieve
y en un abismo de aguas
resquebrajadas se precipitarán
a muerte pero ascender
hasta la cima de la montaña
es una osadía como ascender
hasta el fondo de sí mismo.
El guerrero y sus muertes
La muerte lo ha perseguido
desde Marquetalia
porque muchas muertes
ha tenido a quien los periódicos
nuevamente dan por muerto
que su nombre es ya una leyenda
y se sonríe mientras brilla
su arma que lleva siempre
al cinto como una toalla doblada
sobre su hombro y unas
pantaneras botas de caucho
en traje de camuflado verde olivo
el guerrero más antiguo
del mundo que ha muerto
tantas veces como combates
guarda en su viva memoria.
Medellín de tarde con María
María no volví un día
a amarte como aquella tarde
cuando te quería
y recuerdo que llovía mucho
en Medellín ese año que te conocía.
María la primera novia
que tenía un día a orillas del invierno
cuando te visitaba en fin de semana
y nos sentábamos en la mecedora a oír
dulces canciones del mediodía.
María la que deje un día
llorando en la estación del ferrocarril
porque yo me venía
aún te recuerdo María
un día no volví a amarte
como aquella tarde cuando te quería.
A veces cuando escribo
A veces cuando escribo
y escribo como la dulzura
de sus ojos, pienso intensamente
en una mujer, y es entonces
cuando las palabras me salen
tiernas y lúcidas y mágicas
porque pienso en una mujer
porque desearía tener bajo mi mano
como esta página blanca que lleno
bajo mi mano con estas palabras
que me salen puras y hondas
y transparentes, porque a veces
cuando escribo, y escribo como
la frescura de su boca, pienso
intensamente en una mujer.
En el paraíso perdido
de la infancia teníamos una
lora en casa bajo un gigantesco
árbol de mango que en su
alharaca en las mañanas
anunciaba por mi nombre
la hora de salida para la escuela
y yo tomaba mis cuadernos
bajo el brazo y me iba a sentar
en un pupitre de un salón
con olor a lápices y tiza
y nunca llevé una manzana
roja a la maestra pero esperaba
a que ella se sentara para
mirarla un poco entre las piernas
que era como mirar hacia el cielo
porque eran azules como
sus ojos que nunca vi tristes.
Antología
Leyendo una mañana
la antología de los
poetas muertos
de siglos pasados
sus nombres con sus fechas
de nacimiento y muerte
y su poesía épica que
canta la tierra prodigiosa
en la que vivieron
descifro que hoy no son más
que un nombre en un libro
o el nombre de una calle
de la ciudad perdida
entre el smog o la niebla.
Cinematógrafo
Eran tan hermosa
y dulce que nunca
se la podía imaginar muerta
hay seres que no parecen
ser de este mundo pero pasan
por el mundo con una fragilidad
o una dulzura que encanta
o enternece dulcemente
ella era como un sueño
que se tiene en invierno
o una tempestad bajo la luna
la mujer que amamos en nuestros
sueños de adolescentes en un
cinematógrafo en donde despertamos
nuestro clandestino y puro deseo.
Bajo los semáforos
Con uniformes de campaña
los soldados de los
cuarteles de invierno
esta tarde salieron a patrullar
por las calles de la ciudad.
Los autos blindados del poder
recorren la ciudad con armados
guardaespaldas y vidrios oscuros
como los autos de la mafia en
un film de Coppola, y yo que
nunca estuve en el ejército
no fui carne de cañón arrojado
a la calle de los motines y junto
a un árbol o una muchacha miro
la calle prohibida al paso
mientras la ciudad fluye bajo
la luz intermitente de los semáforos.
Epigrama
El mundo esa bolita
de tierra y agua que gira
suspendida en el espacio
yo la tenía en mi mano cuando
tenía en mi mano todo tu cuerpo.
Teoría
Escribir es un orgasmo.
Epigrama
Tú eres como el nido de los pájaros.
Haiku
Amputado el brazo
todavía siente la mano.
Haiku
El rumor del mar
del caracol
en la oreja
el paso de la sangre.
Haiku
Un grillo en el jardín
más te trasnocha
la ausencia de su cuerpo.
Haiku
El murciélago
entre los árboles
de la noche
como una golondrina
en verano.
Epigrama
Escribo porque sé
que un día vamos a morir
porque sé que te amo
como la vida.
Epigrama
En una calle de la tarde
un hombre camina
a su lado consigo mismo
el hombre que camina
con los mismos pasos
del hombre que en el fondo
de sí mismo camina en una
calle de la tarde con el mismo
hombre que en esta página
escribe con la misma
mano del hombre que camina
a su lado consigo mismo.
Poema
Hoy quiero escribir
un poema muy hermoso
como tú porque esta tarde
mientras llueve siento
un hermoso poema
que quiero escribir
un hermoso poema muy dulce
y profundo como tus ojos
mientras haces el amor
porque eres soñada cuando
yaces desnuda sobre mí
en un hermoso poema
que quiero escribir
como tu piel emocionada.
Invierno
Afuera ha
comenzado a llover
prendo un cigarrillo
y fumo
miro por la ventana
y veo las muchachas correr
bajo un paraguas
saltando charcos de agua
todo parece indicar
que lloverá hasta junio
y pienso en mi paraguas
que anda roto y tendré que
arriesgarme en la lluvia
no importa un resfriado
o los zapatos empantanados
el invierno ha llegado
como un cambio de luna
pero escampa en mi corazón
cuando ella a veces
me espera en la ciudad.
Souvenir
La carretera
vía al mar
por este lado
de la ciudad de origen
bellamente recta
esa mañana de viaje
de placer por tierras
del pescado de agua dulce
a bordo de un Renault gris
plateado mientras conversábamos
con los amigos sobre la belleza
y la fertilidad del paisaje.
Las garzas volaban en
bandadas a baja altura
en un blanco cielo nublado
que el viento y los árboles
como el rumor de sus aleteos
a cien kilómetros por hora
cruzaban raudos por la ventana
y junto a los rieles cubiertos
de hierba y hojarasca
por donde alguna vez pasara el tren
estacionamos bajo los almendros
polvorientos de la plaza
y caminamos en busca del lugar
de reunión del mediodía.
La tarde comenzaba
a hacerse calurosa
y bajo mi camisa jeans azul
sudaba los rigores
de un clima del trópico.
Epigrama
Tu cuerpo en mi cuerpo
es el cuerpo en donde amas
y mi cuerpo en tu cuerpo
es el cuerpo en donde vivo
toma mi cuerpo en tu cuerpo
como tomo tu cuerpo en mi cuerpo
y sea tu cuerpo que sueña
en mi cuerpo como mi cuerpo
que respira en tu cuerpo.
Poética
La poesía se escribe
con la propia vida
de quien la sueña
es de quien la trabaja
como la tierra que se siembra
a veces no es de quien la escribe
sino de quien la enamora
la poesía nace desde el fondo
de sí mismo como desde el fondo
de los ojos de una muchacha
no tiene partido pero
a veces se adhiere
a causas perdidas
y se escribe con ternura
como la que tienes
cuando ella te abraza desnuda.
Año Nuevo
El día se deshoja
bajo los árboles de almendro
que dejan su hojarasca
como palomas muertas
en la acera de la calle
y los automóviles aceleran
sobre el asfalto de la noche
entre una ráfaga de humo gris plomo
y hay en el viento un olor
a pavo relleno recién salido
del horno servido en la mesa
mientras la música suena en el estéreo
que el vecindario saca a la calle
donde bailan hasta el amanecer
y los ebrios solitarios amanecen
arrojados a la orilla de la calle
sobre el césped o arrojados
contra un árbol como botellas vacías
de náufrago que los mendigos
recogen en la mañana entre
descuartizadas muñecas.
En una amplia avenida desierta
amanecen los árboles con olor a pólvora.
K2
Los alpinistas miran
la alta montaña nevada
que ascenderán a paso
lento con un viento que
arrecia bajo cero y van
dejando las huellas de sus
pasos que se hunden en la nieve.
Una gaviota perdida parece
cruzar sobre la línea del horizonte
pero es la luna llena en la noche
y los alpinistas ascienden en fila
india sobre la orilla de la montaña.
Un paso en falso sobre la nieve
y en un abismo de aguas
resquebrajadas se precipitarán
a muerte pero ascender
hasta la cima de la montaña
es una osadía como ascender
hasta el fondo de sí mismo.
El guerrero y sus muertes
La muerte lo ha perseguido
desde Marquetalia
porque muchas muertes
ha tenido a quien los periódicos
nuevamente dan por muerto
que su nombre es ya una leyenda
y se sonríe mientras brilla
su arma que lleva siempre
al cinto como una toalla doblada
sobre su hombro y unas
pantaneras botas de caucho
en traje de camuflado verde olivo
el guerrero más antiguo
del mundo que ha muerto
tantas veces como combates
guarda en su viva memoria.
Medellín de tarde con María
María no volví un día
a amarte como aquella tarde
cuando te quería
y recuerdo que llovía mucho
en Medellín ese año que te conocía.
María la primera novia
que tenía un día a orillas del invierno
cuando te visitaba en fin de semana
y nos sentábamos en la mecedora a oír
dulces canciones del mediodía.
María la que deje un día
llorando en la estación del ferrocarril
porque yo me venía
aún te recuerdo María
un día no volví a amarte
como aquella tarde cuando te quería.
A veces cuando escribo
A veces cuando escribo
y escribo como la dulzura
de sus ojos, pienso intensamente
en una mujer, y es entonces
cuando las palabras me salen
tiernas y lúcidas y mágicas
porque pienso en una mujer
porque desearía tener bajo mi mano
como esta página blanca que lleno
bajo mi mano con estas palabras
que me salen puras y hondas
y transparentes, porque a veces
cuando escribo, y escribo como
la frescura de su boca, pienso
intensamente en una mujer.
Los girasoles de Van Gogh (1993/1994)
Al oído de una muchacha
Óyeme muchacha
qué haces ahí parada
con tu cuerpo podrías
tener el mundo en tus manos
qué haces ahí pastoreando
la soledad o el tedio
búscate a un hombre
y comienza a ser feliz
que te lleve de la mano
por la ternura y la vida
sonríele al mundo como
te sonríe el amor cuando
abres los muslos a un hombre
que te hace tocar el cielo.
El poeta sueña
Esa mañana vi mi cadáver
sobre la hierba.
Había muerto en extrañas circunstancias.
La policía investigaba el crimen
lo supe por los periódicos
con huellas y testigos en el lugar donde
había estado por última vez
que era también el lugar del crimen.
Leí obituarios que invitaban a mi sepelio.
En la noche pude sentir el olor de las rosas
que rodeaban mis despojos mortales
en un hermoso ataúd de madera oriental.
Oí los sollozos de una mujer vestida de negro
pude verificar que se trataba de mi mujer.
Alguien leyó un poema a mi memoria
cuando el ataúd descendía en una fosa
sobre la hierba y una niña vestida
de blanco arrojó una rosa azul.
De pie, sobre la lápida, vi mi nombre
y dos fechas que me hicieron despertar.
En la mesa de noche encontré
a la mañana siguiente un telegrama
dirigido a mi mujer por un hombre
que se condolía de mi absurda muerte.
Cuando seamos grandes
Es la niña más linda del colegio.
Se ríe dulce. Tiene los ojos negros.
Si te mira parece que te acaricia con la boca.
Se llama Paola. Tiene ocho años.
Son los ocho años más lindos que puede
tener una niña. Un mediodía la espero
a la salida del colegio. Cuando la vi le dije que
le llevaba el morralito con sus libros y cuadernos.
Dijo que bueno. La acompañé hasta su casa
que no era lejos. En la esquina de la cuadra
del colegio. En mi cuaderno tengo su nombre
que me escribió con lápiz rojo y cuando lo miro
me acuerdo de Paola. La niña del colegio
que será mi novia cuando seamos grandes.
Bocagrande
En el centro de su
vientre un hermoso
ombligo redondo
y profundo como una Venus
una muchacha en las playas
de Bocagrande con una
blanca camiseta mojada
que descubre los rosados
pezones de sus senos.
Acuario
Un barco navega dentro
de una botella
por un mar de medusas
y algas y arrecifes.
Los peces de colores aletean
sobre piedritas blancas
junto a una burbuja de agua
que oxigena en el fondo de una
botella verde de champaña.
La vela blanca ondea
al viento de la tarde
con el oleaje del mar pacífico.
Una gaviota vuela
sobre el rojo horizonte.
Tus ojos la miran posarse
en tu mano cuando la hundes
en el agua del acuario.
Epigrama
En esta tumba junto a esas rosas
bajo esta lluvia yace la hierba
que crece entre sus dos fechas.
Alguien arroja una rosa blanca como
una moneda en el pozo de los deseos.
Epigrama
La poesía de taller
son como los niños de probeta
como el amor
es más hermoso a la antigua.
J.L.B.
Se sueña en antiguos
laberintos que la memoria
bifurca y siente vértigo
frente a los espejos
como lo abruma la fama que
conjetura como un malentendido
y se sueña soñado por otro
que también sueña a Buenos Aires
y escribe a María poemas a la
luna como a una rosa de Blake
que en el mármol donde
yace sueña esta página
como Cavafis soñaba a Itaca.
Epigrama
En el lecho diáfano del río
que nace de la montaña
el rumor de las cascada
bajo los bambúes
los senos blancos en su boca
como la luna en el tejado
y la lengua entre sus muslos
emana su corazón derretido.
Toros
Sueño con una corrida
de toros donde el torero sea
embestido por el toro
y arrastrado por los caballos
en la arena donde una
multitud alza al toro en hombros
y le dan dos orejas del torero
por la gracia y la maestría
de la corrida al toro que besado
por las mujeres y llovido
de flores y ondeados pañuelos
blancos luce hermoso en una
corrida de escarnio público
por los toros que martiriza
ese bárbaro espectáculo romano.
Pozo de los deseos
Al pozo de los deseos
un hombre arroja una moneda
con un secreto deseo
esa suerte de augurio
de antiguas mitologías.
Se cumplirá tu deseo
cuando una mujer te sonría
dijo con sabiduría un viejo
a sus espaldas que vio
al hombre arrojar la moneda
en el pozo de los deseos.
Acaso habré de arrojar
otra moneda con el secreto
deseo que una mujer me sonría
dijo curioso el hombre
para que se cumpla el deseo ?
Una sola moneda cumple
todos los deseos pero
el secreto no está en
la moneda sino en ti mismo
volvió a decir el viejo
mirándolo a los ojos.
Desde entonces el hombre
arroja una moneda en
el pozo con un secreto deseo.
Performance
A Adolfo Cifuentes
El viajero se lleva
a sí mismo
como su propio equipaje
con una maleta
o un costal sobre sus hombros
como un hombre sideral
un arlequín o un saltimbanqui
pisa la hierba, sube las escaleras
y se detiene en una esquina
con oscuras gafas acuáticas
y una corbata pintada
de verde y amarillo con un rojo
sombrero cónico bajo la mirada atónita
de los transeúntes y lee un sacrílego
discurso a los profanos que desea
correr desnudo por el bosque
y públicamente come los pétalos
de la flor amarilla y los espaguetis
verdes con un vino morado
de mandrágoras con la luna
en el fondo de su copa
como un ojo vivo
de res degollada
y da vida a sus extrañas criaturas
que caminan como
trashumantes por la calle.
Mar de los Sargazos
En una tarde como
un conquistador
en un barco pirata
que ondeaba la negra bandera
de la calavera
asistió al descubrimiento
de un mundo nuevo
bajo su vientre
y dio muerte a sus frágiles
sueños de muñecas de trapo
y la llevó por el mar
de los Sargazos raptada
como un tesoro
hallado en tierra firme.
Haiku
Óyela
una gota de
agua
taladra la piedra.
La muchacha que saca la luna del fondo de un pozo de agua
La muchacha que saca
la luna del fondo
de un pozo de agua
con una larga cabellera
que cae como enredadera
sobre su espalda
la blanca manta guajira
y las sandalias que cubren
sus pies desnudos
olorosa a flor de campo
que crece junto a los arroyos
bella muchacha transparente
del páramo con la neblina
que cruza esos parajes
cuando trae la luna
sobre sus hombros como
un cántaro de agua.
Epigrama
En los rojos atardeceres de la
costa atlántica un barco navegaba
por la línea del horizonte con
el sol que se desplomaba en el mar
que rumoroso traía los oleajes
a orillas del tronco desde donde
sentado atardecía mirando los barcos
cruzar por el mar de tus ojos.
La flauta dulce
El viejo hindú hace
sonar la flauta dulce
y despierta la cobra dormida
que se yergue majestuosa
encantada por la música.
Que la poesía te conceda
esa magia cada vez que hagas
sonar el oboe de la palabra.
Óyeme muchacha
qué haces ahí parada
con tu cuerpo podrías
tener el mundo en tus manos
qué haces ahí pastoreando
la soledad o el tedio
búscate a un hombre
y comienza a ser feliz
que te lleve de la mano
por la ternura y la vida
sonríele al mundo como
te sonríe el amor cuando
abres los muslos a un hombre
que te hace tocar el cielo.
El poeta sueña
Esa mañana vi mi cadáver
sobre la hierba.
Había muerto en extrañas circunstancias.
La policía investigaba el crimen
lo supe por los periódicos
con huellas y testigos en el lugar donde
había estado por última vez
que era también el lugar del crimen.
Leí obituarios que invitaban a mi sepelio.
En la noche pude sentir el olor de las rosas
que rodeaban mis despojos mortales
en un hermoso ataúd de madera oriental.
Oí los sollozos de una mujer vestida de negro
pude verificar que se trataba de mi mujer.
Alguien leyó un poema a mi memoria
cuando el ataúd descendía en una fosa
sobre la hierba y una niña vestida
de blanco arrojó una rosa azul.
De pie, sobre la lápida, vi mi nombre
y dos fechas que me hicieron despertar.
En la mesa de noche encontré
a la mañana siguiente un telegrama
dirigido a mi mujer por un hombre
que se condolía de mi absurda muerte.
Cuando seamos grandes
Es la niña más linda del colegio.
Se ríe dulce. Tiene los ojos negros.
Si te mira parece que te acaricia con la boca.
Se llama Paola. Tiene ocho años.
Son los ocho años más lindos que puede
tener una niña. Un mediodía la espero
a la salida del colegio. Cuando la vi le dije que
le llevaba el morralito con sus libros y cuadernos.
Dijo que bueno. La acompañé hasta su casa
que no era lejos. En la esquina de la cuadra
del colegio. En mi cuaderno tengo su nombre
que me escribió con lápiz rojo y cuando lo miro
me acuerdo de Paola. La niña del colegio
que será mi novia cuando seamos grandes.
Bocagrande
En el centro de su
vientre un hermoso
ombligo redondo
y profundo como una Venus
una muchacha en las playas
de Bocagrande con una
blanca camiseta mojada
que descubre los rosados
pezones de sus senos.
Acuario
Un barco navega dentro
de una botella
por un mar de medusas
y algas y arrecifes.
Los peces de colores aletean
sobre piedritas blancas
junto a una burbuja de agua
que oxigena en el fondo de una
botella verde de champaña.
La vela blanca ondea
al viento de la tarde
con el oleaje del mar pacífico.
Una gaviota vuela
sobre el rojo horizonte.
Tus ojos la miran posarse
en tu mano cuando la hundes
en el agua del acuario.
Epigrama
En esta tumba junto a esas rosas
bajo esta lluvia yace la hierba
que crece entre sus dos fechas.
Alguien arroja una rosa blanca como
una moneda en el pozo de los deseos.
Epigrama
La poesía de taller
son como los niños de probeta
como el amor
es más hermoso a la antigua.
J.L.B.
Se sueña en antiguos
laberintos que la memoria
bifurca y siente vértigo
frente a los espejos
como lo abruma la fama que
conjetura como un malentendido
y se sueña soñado por otro
que también sueña a Buenos Aires
y escribe a María poemas a la
luna como a una rosa de Blake
que en el mármol donde
yace sueña esta página
como Cavafis soñaba a Itaca.
Epigrama
En el lecho diáfano del río
que nace de la montaña
el rumor de las cascada
bajo los bambúes
los senos blancos en su boca
como la luna en el tejado
y la lengua entre sus muslos
emana su corazón derretido.
Toros
Sueño con una corrida
de toros donde el torero sea
embestido por el toro
y arrastrado por los caballos
en la arena donde una
multitud alza al toro en hombros
y le dan dos orejas del torero
por la gracia y la maestría
de la corrida al toro que besado
por las mujeres y llovido
de flores y ondeados pañuelos
blancos luce hermoso en una
corrida de escarnio público
por los toros que martiriza
ese bárbaro espectáculo romano.
Pozo de los deseos
Al pozo de los deseos
un hombre arroja una moneda
con un secreto deseo
esa suerte de augurio
de antiguas mitologías.
Se cumplirá tu deseo
cuando una mujer te sonría
dijo con sabiduría un viejo
a sus espaldas que vio
al hombre arrojar la moneda
en el pozo de los deseos.
Acaso habré de arrojar
otra moneda con el secreto
deseo que una mujer me sonría
dijo curioso el hombre
para que se cumpla el deseo ?
Una sola moneda cumple
todos los deseos pero
el secreto no está en
la moneda sino en ti mismo
volvió a decir el viejo
mirándolo a los ojos.
Desde entonces el hombre
arroja una moneda en
el pozo con un secreto deseo.
Performance
A Adolfo Cifuentes
El viajero se lleva
a sí mismo
como su propio equipaje
con una maleta
o un costal sobre sus hombros
como un hombre sideral
un arlequín o un saltimbanqui
pisa la hierba, sube las escaleras
y se detiene en una esquina
con oscuras gafas acuáticas
y una corbata pintada
de verde y amarillo con un rojo
sombrero cónico bajo la mirada atónita
de los transeúntes y lee un sacrílego
discurso a los profanos que desea
correr desnudo por el bosque
y públicamente come los pétalos
de la flor amarilla y los espaguetis
verdes con un vino morado
de mandrágoras con la luna
en el fondo de su copa
como un ojo vivo
de res degollada
y da vida a sus extrañas criaturas
que caminan como
trashumantes por la calle.
Mar de los Sargazos
En una tarde como
un conquistador
en un barco pirata
que ondeaba la negra bandera
de la calavera
asistió al descubrimiento
de un mundo nuevo
bajo su vientre
y dio muerte a sus frágiles
sueños de muñecas de trapo
y la llevó por el mar
de los Sargazos raptada
como un tesoro
hallado en tierra firme.
Haiku
Óyela
una gota de
agua
taladra la piedra.
La muchacha que saca la luna del fondo de un pozo de agua
La muchacha que saca
la luna del fondo
de un pozo de agua
con una larga cabellera
que cae como enredadera
sobre su espalda
la blanca manta guajira
y las sandalias que cubren
sus pies desnudos
olorosa a flor de campo
que crece junto a los arroyos
bella muchacha transparente
del páramo con la neblina
que cruza esos parajes
cuando trae la luna
sobre sus hombros como
un cántaro de agua.
Epigrama
En los rojos atardeceres de la
costa atlántica un barco navegaba
por la línea del horizonte con
el sol que se desplomaba en el mar
que rumoroso traía los oleajes
a orillas del tronco desde donde
sentado atardecía mirando los barcos
cruzar por el mar de tus ojos.
La flauta dulce
El viejo hindú hace
sonar la flauta dulce
y despierta la cobra dormida
que se yergue majestuosa
encantada por la música.
Que la poesía te conceda
esa magia cada vez que hagas
sonar el oboe de la palabra.
Atlántica (1992/1993)
Plaza
Al pie de la estatua
del prócer ese encuentro
de nostalgias y soledades
el vendedor de globos
de colores y las palomas
los niños y los locos
los viejos y los vagabundos
los turistas y los caballos
las muchachas y los fotógrafos
los perros y los soldaditos
de plomo y, los enamorados
que arrojan maíz a las palomas
que vuelan despavoridas
frente a la catedral sonríen
en una fotografía hermosos
y eternos y sientes los fantasmas
de la muerte cuando te sientas
a conversar o descansar en
sus baldosas con esa ternura
de paladear un helado
de frutas junto a ella.
En un tren de medianoche
En un tren de medianoche sentado
frente a la ventana de vidrio
viendo pasar los árboles en una
espesa pradera junto a un río lento
que desciende paralelo a los rieles
del tren entre el humo un hombre
espera llegar a la última estación
en la costa del mar del Atlántico
descenderá bajo una lluvia de una
tarde intensa y una mujer lo esperará
bajo una sombrilla blanca que besará
en la mejilla mientras abordan un
taxi que irá a un hotel cerca al mar
y la mujer se recostará tierna a su
lado cuando el auto tome la vía de
la playa y el hombre evocará la
ciudad donde la llevará de la mano
por alguna calle que recuerda
a otra mujer que recorrió con ese
mismo mar que ahora tiene inmenso
desde la ventana del hotel que
en una cama de agua reiniciará
el verano con su nueva y tórrida amante.
Transeúntes
Solitario camina con
las manos en los bolsillos
y mira cabizbajo sobre
el asfalto como cansado
del mundo o la vida
se sienta triste o aburrido
en los parques a oír el susurro
de las palomas o las muchachas
y lo ronda la tarde
con rojos crepúsculos
se adormece sobre la hierba
de la rosa pública
y lo olfatean los perros
como a veces entra en los cafés
a sentarse solitario
junto a los ebrios dormidos.
Premios
La bella casa blanca que sueñas
con gatos y palomas
en lo alto de los cerros
o junto al mar de acantilados
con los retratos de ti mismo
en la pared a orillas de los
paisajes escandinavos de invierno
los cuartos grandes donde morar
en los lechos de bronce que
esperan con la ventana
eterna que se abre en el verano
de la ciudad o el mar cada mañana
como un vino dulce que te trae
una mujer con las rosas
amarillas en el escritorio
esa bella casa blanca es
la que sueñas cuando juegas
al azar ese premio extraordinario.
Epigrama
Opaca y brumosa la ciudad me
recuerda tus ojos bajo la lluvia
con esa mirada despejada como
atardeceres y esa risa como
el vuelo de las palomas blancas
de la catedral como me recuerda
los semáforos en rojo tu regla
de excepción para el amor.
Li Po
El ermitaño de los
lotos verdes entre pinos
y frescas muchachas bebe
vino rojo y bajo la luna ebria
recorre cantando las orillas
del río Amarillo en busca
de encendidos crepúsculos
como una misteriosa
y prohibida flor del sueño.
Marilyn
En la rejilla del metro
de Manhattan
una corriente de aire
le levanta la falda al viento
descubriendo el nacimiento
de sus muslos bronceados
desnuda bajo su vestido blanco
y esa sonrisa eterna
que recorrió el mundo
como esos senos que sintieron
la calidez de la
respiración de la ciudad.
Rosalina
Rosalina en las mañanas
lava la ropa en la tina
come mandarina
y adora a la sobrina
tiene la laboriosa Rosalina
un sueño que teje
en una tela de popelina
como en la noches
cuando lava platos en la cocina
y cuando Rosalina
sale a la esquina
hace verano
como una golondrina.
Novela rosa
Por las antenas
de televisión
entra el amor en las noches
hasta sus lechos desiertos
ese paño de lágrimas
de las novelas de amantes
que las señoras solitarias
añoran en sus sueños
enamoradas del galán
protagonista de la serie
y el amor que viven
las hacen sufrir como
a los personajes de ficción
que inventa un
libretista de oficio.
Muchacha
Una muchacha virgen
asomada a la ventana
tiene la mirada fresca
y transparente en unos ojos
serenos y profundos que
te miran cuando pasas
por la acera de la casa
la sonrisa en una boca
acorazonada encanta
y te la llevas en tu pecho
como una rosa blanca.
Creación
A veces sientes
el pánico
de la hoja en blanco
pero tienes el poder de la
palabra por sobre
todas las cosas que sale
de tu mano como mariposas
y peces con magia y belleza
y los soles y lunas
resplandecen en tu universo
con la lluvia los árboles
o las muchachas.
Ese cielo que me tiene como llovido
Ella sirve el café
caliente en las mañanas
oloroso como sus senos
que bebo en la noche
y sus ojos ese cielo
que me tiene como llovido
parpadean como adormidera
y cubro con pobres palabras
esa piel que estremece
el viento frío de la niebla
que pasa como aullido
de un lobo malherido
y la veo dulce revolotear
por el cuarto como mariposa
que se posa en el corazón.
Ella la mujer de los ojos cafés.
En la azotea
Los calzoncitos blancos
de mi amor
penden al sol en las
cuerdas de alambre
en la azotea como banderas
blancas que ondean
en tregua en la guerra
y el viento airea su perfumado
olor de la noche
y bajo su abrigo cruzamos
la línea de fuego
iluminados por las luces
de bengala del deseo.
La muchacha de la boina negra
La muchacha
de la boina negra
y la sonrisa roja
los ojos azules
y el largo pelo rubio
que viene con la tarde
por el parque bajo
los árboles donde graban
en su tallo corazones
de un amor infinito
que los sueña a flor abierta
junto a un hombre que la
lleva en su hombro como
un verano de golondrinas
esa muchacha de los hermosos
senos en donde cae
lento un collar dorado
hace del amor un vivo poema
que respira en su cuerpo.
Epigrama
Volverás a casa en la ciudad
blanca que dejaste un día
a tus espaldas bajo la lluvia
pero nunca marcharás
de casa como cuando vuelvas
a entrar por la misma puerta
por la que saliste un día.
Al pie de la estatua
del prócer ese encuentro
de nostalgias y soledades
el vendedor de globos
de colores y las palomas
los niños y los locos
los viejos y los vagabundos
los turistas y los caballos
las muchachas y los fotógrafos
los perros y los soldaditos
de plomo y, los enamorados
que arrojan maíz a las palomas
que vuelan despavoridas
frente a la catedral sonríen
en una fotografía hermosos
y eternos y sientes los fantasmas
de la muerte cuando te sientas
a conversar o descansar en
sus baldosas con esa ternura
de paladear un helado
de frutas junto a ella.
En un tren de medianoche
En un tren de medianoche sentado
frente a la ventana de vidrio
viendo pasar los árboles en una
espesa pradera junto a un río lento
que desciende paralelo a los rieles
del tren entre el humo un hombre
espera llegar a la última estación
en la costa del mar del Atlántico
descenderá bajo una lluvia de una
tarde intensa y una mujer lo esperará
bajo una sombrilla blanca que besará
en la mejilla mientras abordan un
taxi que irá a un hotel cerca al mar
y la mujer se recostará tierna a su
lado cuando el auto tome la vía de
la playa y el hombre evocará la
ciudad donde la llevará de la mano
por alguna calle que recuerda
a otra mujer que recorrió con ese
mismo mar que ahora tiene inmenso
desde la ventana del hotel que
en una cama de agua reiniciará
el verano con su nueva y tórrida amante.
Transeúntes
Solitario camina con
las manos en los bolsillos
y mira cabizbajo sobre
el asfalto como cansado
del mundo o la vida
se sienta triste o aburrido
en los parques a oír el susurro
de las palomas o las muchachas
y lo ronda la tarde
con rojos crepúsculos
se adormece sobre la hierba
de la rosa pública
y lo olfatean los perros
como a veces entra en los cafés
a sentarse solitario
junto a los ebrios dormidos.
Premios
La bella casa blanca que sueñas
con gatos y palomas
en lo alto de los cerros
o junto al mar de acantilados
con los retratos de ti mismo
en la pared a orillas de los
paisajes escandinavos de invierno
los cuartos grandes donde morar
en los lechos de bronce que
esperan con la ventana
eterna que se abre en el verano
de la ciudad o el mar cada mañana
como un vino dulce que te trae
una mujer con las rosas
amarillas en el escritorio
esa bella casa blanca es
la que sueñas cuando juegas
al azar ese premio extraordinario.
Epigrama
Opaca y brumosa la ciudad me
recuerda tus ojos bajo la lluvia
con esa mirada despejada como
atardeceres y esa risa como
el vuelo de las palomas blancas
de la catedral como me recuerda
los semáforos en rojo tu regla
de excepción para el amor.
Li Po
El ermitaño de los
lotos verdes entre pinos
y frescas muchachas bebe
vino rojo y bajo la luna ebria
recorre cantando las orillas
del río Amarillo en busca
de encendidos crepúsculos
como una misteriosa
y prohibida flor del sueño.
Marilyn
En la rejilla del metro
de Manhattan
una corriente de aire
le levanta la falda al viento
descubriendo el nacimiento
de sus muslos bronceados
desnuda bajo su vestido blanco
y esa sonrisa eterna
que recorrió el mundo
como esos senos que sintieron
la calidez de la
respiración de la ciudad.
Rosalina
Rosalina en las mañanas
lava la ropa en la tina
come mandarina
y adora a la sobrina
tiene la laboriosa Rosalina
un sueño que teje
en una tela de popelina
como en la noches
cuando lava platos en la cocina
y cuando Rosalina
sale a la esquina
hace verano
como una golondrina.
Novela rosa
Por las antenas
de televisión
entra el amor en las noches
hasta sus lechos desiertos
ese paño de lágrimas
de las novelas de amantes
que las señoras solitarias
añoran en sus sueños
enamoradas del galán
protagonista de la serie
y el amor que viven
las hacen sufrir como
a los personajes de ficción
que inventa un
libretista de oficio.
Muchacha
Una muchacha virgen
asomada a la ventana
tiene la mirada fresca
y transparente en unos ojos
serenos y profundos que
te miran cuando pasas
por la acera de la casa
la sonrisa en una boca
acorazonada encanta
y te la llevas en tu pecho
como una rosa blanca.
Creación
A veces sientes
el pánico
de la hoja en blanco
pero tienes el poder de la
palabra por sobre
todas las cosas que sale
de tu mano como mariposas
y peces con magia y belleza
y los soles y lunas
resplandecen en tu universo
con la lluvia los árboles
o las muchachas.
Ese cielo que me tiene como llovido
Ella sirve el café
caliente en las mañanas
oloroso como sus senos
que bebo en la noche
y sus ojos ese cielo
que me tiene como llovido
parpadean como adormidera
y cubro con pobres palabras
esa piel que estremece
el viento frío de la niebla
que pasa como aullido
de un lobo malherido
y la veo dulce revolotear
por el cuarto como mariposa
que se posa en el corazón.
Ella la mujer de los ojos cafés.
En la azotea
Los calzoncitos blancos
de mi amor
penden al sol en las
cuerdas de alambre
en la azotea como banderas
blancas que ondean
en tregua en la guerra
y el viento airea su perfumado
olor de la noche
y bajo su abrigo cruzamos
la línea de fuego
iluminados por las luces
de bengala del deseo.
La muchacha de la boina negra
La muchacha
de la boina negra
y la sonrisa roja
los ojos azules
y el largo pelo rubio
que viene con la tarde
por el parque bajo
los árboles donde graban
en su tallo corazones
de un amor infinito
que los sueña a flor abierta
junto a un hombre que la
lleva en su hombro como
un verano de golondrinas
esa muchacha de los hermosos
senos en donde cae
lento un collar dorado
hace del amor un vivo poema
que respira en su cuerpo.
Epigrama
Volverás a casa en la ciudad
blanca que dejaste un día
a tus espaldas bajo la lluvia
pero nunca marcharás
de casa como cuando vuelvas
a entrar por la misma puerta
por la que saliste un día.
Saudade (1991/1992)
Magia
En una noche fresca
del verano escribes de ti
mismo como un poseído
por demonios o dioses
o fantasmas y no tienes
pactos secretos de hechicero
pero escribes bajo la niebla
o la luna en celo y en ese
ritual te ofreces en sacrificio
y te abres el corazón en
eterna ceremonia a los dioses
del poema que te otorgan
la magia de la poesía.
Epigrama
Otro día y la tarde se
deshoja al viento y sobre
la hierba yace su hojarasca.
Hechicera
Ella es la hechicera
que viene a visitarme
y no trae una bola de cristal
ni un juego de cartas de tarot
ni extraños bebedizos
a ingerir en ritos
pero escribo con su magia
porque ella es la palabra
que viene a visitarme
y me hechiza.
Mujer
Poesía
eres
y en poesía
te
convertirás.
Epigrama
Los hombres morimos nuestra
propia muerte
y a veces en una muerte ajena.
La muerte tiene tambièn
sus propias estrategias.
Ciudad
Los semáforos en la tarde
bajo la llovizna en rojo, verde
y amarillo detienen y dan paso
a los automóviles de la ciudad.
Yo miro desde la otra orilla
a la mujer que cruza la calle
con el sólo tiempo que le indica
su corazón en vía libre.
Epigrama
Una mujer puede ser un poco
de alegría y deseo
ternura acaso
encanto tenue como una llovizna
pero una mujer es siempre
un poco de frescura y alivio
como un vaso con soda y alkaseltzer.
Freudiana
Los amantes se
entregan mutuamente
la libido y la autoestima.
Se funden en un solo
cuerpo
y crean identidad
y por ello los amantes terminan
por parecerse a sí mismos.
La separación de los amantes
es dolorosa
porque la libido y la autoestima
no la tienen consigo
sino que está
en la otra orilla de sí mismos
y los amantes quedan
vacíos y tristes.
El amor es lo que hemos
construido en la otra orilla
de nosotros mismos.
Llovía
La vio dulcemente
esperar en el bulevar
fresca y suave
sola e inerme
y los árboles eran hermosos
junto a ella como
su sonrisa con el follaje
de las flores amarillas
sobre la hierba y el asfalto
y un hombre de octubre
se acerca y la besa
amorosamente en los pómulos
y la lleva de la mano
por la tarde.
Llovía cuando la miró
desnuda sobre
la almohada dormida.
Poema
Hoy quisiera escribir
un poema
como nunca podría escribir
un poema
pero un poema
a veces no se escribe como
uno quisiera escribir un poema
sino como a veces el poema
pueda escribirse
porque un poema no se escribe
cuando uno quiere
sino cuando el poema
se escribe por sí mismo
porque uno no escribe un poema
sino que es el poema
que lo escribe a uno
sólo que uno da su mano
y su corazón para que
el poema se escriba
como tampoco de uno depende
extensión o motivo del poema
y por eso la poesía tiene
esa magia o esa hermosura
que a veces
sólo tienen los sueños.
Sylvia
Sylvia es una buena amante
en el lecho, en la taberna
en la playa o en los jardines públicos
porque en ella el amor
no es más que un pretexto
para hacer el amor.
Sylvia como toda mujer
a veces llora
y siempre tiene una sonrisa socarrona
esa misma con la que a veces
se ríe de mí o se ríe conmigo
y le encantan los amores clandestinos
porque ella misma es a veces
un poco clandestina
y los hombres locos, risueños y tiernos
y la sonrisa de los niños
porque ella es un mimo
con una cara de pequeña japonesita
Sylvia es como la lluvia en la noche
y tiene colgadas en la pared
muñecas de trapo
una fotografía y un testamento nuevo
detrás de la puerta de su cuarto
de Gonzalo Arango
junto a un poema de amor
de Benedetti
porque Sylvia es la ternura a quemarropa
o la soledad a mediodía
y tiene un nombre melodioso
como una balada pop
y su cuerpo se estremece junto a mí
cuando amorosa y perversa
se sube a caballo en mis piernas
o me besa en el pecho
como una mariposa azul
en una flor roja.
Sylvia se echó encima de una mesa
como una gata en celo
sobre el tejado bajo la luna
esa noche primera que estuvo a mi lado
y acaricié sus vellos púbicos
como una hierba fresca
junto a un lago inmóvil
Sylvia esa dulzura de la noche
a la intemperie
con piel de mujer.
Amigos
Junto a su lado
camina y con amigos
se bebe esa cerveza de rigor
conversando y riendo
bajo los árboles
de las soderías a orillas
de las avenidas
mirando pasar frescas
y olorosas mujeres
de ensortijado pelo largo
como en día de invierno
y oyendo una música
de bohemia y fumando
pacíficamente bajo la tarde.
Árbol II
Árbol que estás en la tierra
echando raíces
verdemente de amarillas dulces frutas
o blancas flores
azules pájaros y nidos de hierba
bajo la lluvia es un refugio
y bajo su sombra es un alivio
discúlpame que orine
sobre ti
esta noche de espesa neblina
mientras fumo
o miro alrededor.
El circo
El domador de leones
golpea el látigo contra el piso
y noblemente el animal
se entra en la jaula.
Los trapecistas se lanzan
a un salto mortal
y el público hace silencio.
El equilibrista camina solitario
sobre la alta cuerda metálica
bajo la incandescente luz de los reflectores.
Los payasos con su risueña cara
de colores sueltan la risa
de los niños como una mariposa.
El hombre de los cuchillos
los lanza mortalmente
sobre la mujer rubia
que gira con los ojos vendados.
Las bailarinas cabalgan
bellamente sobre el lomo
de los elefantes y la cebra perfumada.
El hombre bala disparado
por los aires con el cañón
desciende en paracaídas
bajo fuegos artificiales.
Los malabaristas giran en círculo
platos blancos en la punta
de una sombrilla.
Los contorsionistas
extienden las piernas detrás
de la cabeza y fuman con el pie.
El maestro de ceremonias
elegantemente inclina la cabeza
y su mano blanca enguantada
en alto despide
la función de la tarde.
Carabelas
Las tres carabelas españolas
navegan cerca del mar
de las Antillas
y un marinero de boina vasca
avizora una gaviota
y nunca ojos vieron tierras vírgenes
como un hermoso lugar lejano de Oriente
y Cristóbal Colón besa la tierra como
un enviado de los dioses y cree descubrir
un mundo nuevo pero mágicamente
ese mundo ya está descubierto
por los hombres que terrestres
lo habitan bajo el sol y la lluvia
la luna y las estrellas que adoran
como fuentes de fertilidad
de las mujeres y la tierra del El Dorado.
El mago
El mago saca de su
sombrero negro
de copa conejos y palomas
hace castillos en el aire
con cartas de póquer
atraviesa con afiladas
espadas la caja de madera
donde yace una mujer
pelirroja que divide en dos
e hipnotiza con sus ojos negros
de conde de Transilvania
y desaparece entre una
explosión de humo y luz negra
y el público aplaude frenético
como por arte de magia.
Espejos
Alguien vive oníricamente
al otro lado del espejo
y oigo sus pasos cuando
acerca su rostro a merodear
en los espejos como en una
calle de niebla donde
a un hombre de la noche
lo acecha un asesino con
pulcros cuchillos bajo la luna
porque uno se acerca
a los espejos cada mañana
como a una condena.
El cazador
El cazador sabe dónde
ponen las garzas
y rifle, botas del pantano
y perros blancos amaestrados
sale a la cacería del jaguar
de amarillo nápoles y ojos
azules ese otro cazador
de los bosques desde el crepúsculo
hasta el amanecer y sigiloso
prepara las trampas en la orilla
del río y en el claro del bosque
donde el jaguar merodea y olfatea
al cazador y el humo del tabaco
que fuma para espantar los mosquitos
y registrar la dirección de los vientos.
En la mañana la hermosa piel
del jaguar se extiende al sol
y el cazador se acaricia la barba
y piensa en un buen precio
en el mercado de Oriente.
Aeropuerto
El cadáver de un
avión yace a un costado
del aeropuerto
entre latas de cerveza
salchichas, colillas de cigarrillo
hierba y lagartijas
que la lluvia y el sol han
convertido en un poco de chatarra
vestigio oxidado de un avión
de pasajeros que los niños en
vacaciones abordan felices
por la desvencijada escalera
y sueñan a volar a cielo azul.
El pescador
El pescador lanza su red
en el agua dulce
de la noche y las luciérnagas
brillan como una estrella
en la copa de los árboles a orillas
del río donde el pescador
lamido por la luna aguarda
en silencio en el borde
de la canoa que los peces
recorran río arriba a desovar
y en la lejanía de la noche
se oye el canto del búho
que endulza el viento húmedo
y frío oloroso a hierba
que desciende con la
cascada de la cordillera.
Al amanecer el pescador trae
su canoa cubierta de plateados
peces y extiende la red
a secar al sol y silbando
como los pájaros el río
conoce sus pasos cuando
cae la noche eterna como
una llovizna solitaria del páramo.
La calle
La calle más hermosa
del mundo
tiene un farol triste
y árboles de almendro
que en otoño llena
la acera con un hermoso follaje
y bajo su sombra
duermen los niños
los perros y los pájaros
y la lluvia cae limpiamente
sobre el asfalto
que la hace parecer
a veces como un río
y tiene el nombre de
un poeta muerto
y dos enamorados que caminan
abrazados dulcemente
y un vendedor de frutas
y periódicos y un hidrante
un reloj y un semáforo
bajo la niebla.
La calle más
hermosa del mundo
tiene una ciudad
de rojos atardeceres.
El oficio más hermoso del mundo
El viejo poeta lírico leyó
esa mañana mientras
llovía con cierta nostalgia
en los titulares de la crónica
roja en el periódico
la noticia de la muerte de la poesía
que anuncian los corredores
de la bolsa de valores y otros especimenes
y, con una leve sonrisa sarcástica
el poeta que había hecho de la poesía
el oficio más hermoso del mundo
cerró el diario y escribió ese
dulcísimo, intenso y transparente
poema de amor soñado por la poesía
que era su oficio más sagrado
y fue el más hermoso y magnífico
poema universal que atizó
el fuego que resplandece
como una viva estrella blanca.
Otros cielos
La casa era fresca
y cálida y en la mañana
merodeaban los amantes
que hacían un amor de fugitivos
y merodeaban en la noche
los que hacían un amor
de amantes clandestinos
y los que allí morábamos hacíamos
un amor de refugiados
y cómplices y eternos íbamos
al amor como a una liturgia o un conjuro
pero como aves migratorias huimos
en desbandada a otros cielos
otros nidos, otros veranos
porque un día nos cogieron
el nido de amor a pedradas
la casa fresca y cálida
donde hicimos del amor
una bella y dulce coartada.
En una noche fresca
del verano escribes de ti
mismo como un poseído
por demonios o dioses
o fantasmas y no tienes
pactos secretos de hechicero
pero escribes bajo la niebla
o la luna en celo y en ese
ritual te ofreces en sacrificio
y te abres el corazón en
eterna ceremonia a los dioses
del poema que te otorgan
la magia de la poesía.
Epigrama
Otro día y la tarde se
deshoja al viento y sobre
la hierba yace su hojarasca.
Hechicera
Ella es la hechicera
que viene a visitarme
y no trae una bola de cristal
ni un juego de cartas de tarot
ni extraños bebedizos
a ingerir en ritos
pero escribo con su magia
porque ella es la palabra
que viene a visitarme
y me hechiza.
Mujer
Poesía
eres
y en poesía
te
convertirás.
Epigrama
Los hombres morimos nuestra
propia muerte
y a veces en una muerte ajena.
La muerte tiene tambièn
sus propias estrategias.
Ciudad
Los semáforos en la tarde
bajo la llovizna en rojo, verde
y amarillo detienen y dan paso
a los automóviles de la ciudad.
Yo miro desde la otra orilla
a la mujer que cruza la calle
con el sólo tiempo que le indica
su corazón en vía libre.
Epigrama
Una mujer puede ser un poco
de alegría y deseo
ternura acaso
encanto tenue como una llovizna
pero una mujer es siempre
un poco de frescura y alivio
como un vaso con soda y alkaseltzer.
Freudiana
Los amantes se
entregan mutuamente
la libido y la autoestima.
Se funden en un solo
cuerpo
y crean identidad
y por ello los amantes terminan
por parecerse a sí mismos.
La separación de los amantes
es dolorosa
porque la libido y la autoestima
no la tienen consigo
sino que está
en la otra orilla de sí mismos
y los amantes quedan
vacíos y tristes.
El amor es lo que hemos
construido en la otra orilla
de nosotros mismos.
Llovía
La vio dulcemente
esperar en el bulevar
fresca y suave
sola e inerme
y los árboles eran hermosos
junto a ella como
su sonrisa con el follaje
de las flores amarillas
sobre la hierba y el asfalto
y un hombre de octubre
se acerca y la besa
amorosamente en los pómulos
y la lleva de la mano
por la tarde.
Llovía cuando la miró
desnuda sobre
la almohada dormida.
Poema
Hoy quisiera escribir
un poema
como nunca podría escribir
un poema
pero un poema
a veces no se escribe como
uno quisiera escribir un poema
sino como a veces el poema
pueda escribirse
porque un poema no se escribe
cuando uno quiere
sino cuando el poema
se escribe por sí mismo
porque uno no escribe un poema
sino que es el poema
que lo escribe a uno
sólo que uno da su mano
y su corazón para que
el poema se escriba
como tampoco de uno depende
extensión o motivo del poema
y por eso la poesía tiene
esa magia o esa hermosura
que a veces
sólo tienen los sueños.
Sylvia
Sylvia es una buena amante
en el lecho, en la taberna
en la playa o en los jardines públicos
porque en ella el amor
no es más que un pretexto
para hacer el amor.
Sylvia como toda mujer
a veces llora
y siempre tiene una sonrisa socarrona
esa misma con la que a veces
se ríe de mí o se ríe conmigo
y le encantan los amores clandestinos
porque ella misma es a veces
un poco clandestina
y los hombres locos, risueños y tiernos
y la sonrisa de los niños
porque ella es un mimo
con una cara de pequeña japonesita
Sylvia es como la lluvia en la noche
y tiene colgadas en la pared
muñecas de trapo
una fotografía y un testamento nuevo
detrás de la puerta de su cuarto
de Gonzalo Arango
junto a un poema de amor
de Benedetti
porque Sylvia es la ternura a quemarropa
o la soledad a mediodía
y tiene un nombre melodioso
como una balada pop
y su cuerpo se estremece junto a mí
cuando amorosa y perversa
se sube a caballo en mis piernas
o me besa en el pecho
como una mariposa azul
en una flor roja.
Sylvia se echó encima de una mesa
como una gata en celo
sobre el tejado bajo la luna
esa noche primera que estuvo a mi lado
y acaricié sus vellos púbicos
como una hierba fresca
junto a un lago inmóvil
Sylvia esa dulzura de la noche
a la intemperie
con piel de mujer.
Amigos
Junto a su lado
camina y con amigos
se bebe esa cerveza de rigor
conversando y riendo
bajo los árboles
de las soderías a orillas
de las avenidas
mirando pasar frescas
y olorosas mujeres
de ensortijado pelo largo
como en día de invierno
y oyendo una música
de bohemia y fumando
pacíficamente bajo la tarde.
Árbol II
Árbol que estás en la tierra
echando raíces
verdemente de amarillas dulces frutas
o blancas flores
azules pájaros y nidos de hierba
bajo la lluvia es un refugio
y bajo su sombra es un alivio
discúlpame que orine
sobre ti
esta noche de espesa neblina
mientras fumo
o miro alrededor.
El circo
El domador de leones
golpea el látigo contra el piso
y noblemente el animal
se entra en la jaula.
Los trapecistas se lanzan
a un salto mortal
y el público hace silencio.
El equilibrista camina solitario
sobre la alta cuerda metálica
bajo la incandescente luz de los reflectores.
Los payasos con su risueña cara
de colores sueltan la risa
de los niños como una mariposa.
El hombre de los cuchillos
los lanza mortalmente
sobre la mujer rubia
que gira con los ojos vendados.
Las bailarinas cabalgan
bellamente sobre el lomo
de los elefantes y la cebra perfumada.
El hombre bala disparado
por los aires con el cañón
desciende en paracaídas
bajo fuegos artificiales.
Los malabaristas giran en círculo
platos blancos en la punta
de una sombrilla.
Los contorsionistas
extienden las piernas detrás
de la cabeza y fuman con el pie.
El maestro de ceremonias
elegantemente inclina la cabeza
y su mano blanca enguantada
en alto despide
la función de la tarde.
Carabelas
Las tres carabelas españolas
navegan cerca del mar
de las Antillas
y un marinero de boina vasca
avizora una gaviota
y nunca ojos vieron tierras vírgenes
como un hermoso lugar lejano de Oriente
y Cristóbal Colón besa la tierra como
un enviado de los dioses y cree descubrir
un mundo nuevo pero mágicamente
ese mundo ya está descubierto
por los hombres que terrestres
lo habitan bajo el sol y la lluvia
la luna y las estrellas que adoran
como fuentes de fertilidad
de las mujeres y la tierra del El Dorado.
El mago
El mago saca de su
sombrero negro
de copa conejos y palomas
hace castillos en el aire
con cartas de póquer
atraviesa con afiladas
espadas la caja de madera
donde yace una mujer
pelirroja que divide en dos
e hipnotiza con sus ojos negros
de conde de Transilvania
y desaparece entre una
explosión de humo y luz negra
y el público aplaude frenético
como por arte de magia.
Espejos
Alguien vive oníricamente
al otro lado del espejo
y oigo sus pasos cuando
acerca su rostro a merodear
en los espejos como en una
calle de niebla donde
a un hombre de la noche
lo acecha un asesino con
pulcros cuchillos bajo la luna
porque uno se acerca
a los espejos cada mañana
como a una condena.
El cazador
El cazador sabe dónde
ponen las garzas
y rifle, botas del pantano
y perros blancos amaestrados
sale a la cacería del jaguar
de amarillo nápoles y ojos
azules ese otro cazador
de los bosques desde el crepúsculo
hasta el amanecer y sigiloso
prepara las trampas en la orilla
del río y en el claro del bosque
donde el jaguar merodea y olfatea
al cazador y el humo del tabaco
que fuma para espantar los mosquitos
y registrar la dirección de los vientos.
En la mañana la hermosa piel
del jaguar se extiende al sol
y el cazador se acaricia la barba
y piensa en un buen precio
en el mercado de Oriente.
Aeropuerto
El cadáver de un
avión yace a un costado
del aeropuerto
entre latas de cerveza
salchichas, colillas de cigarrillo
hierba y lagartijas
que la lluvia y el sol han
convertido en un poco de chatarra
vestigio oxidado de un avión
de pasajeros que los niños en
vacaciones abordan felices
por la desvencijada escalera
y sueñan a volar a cielo azul.
El pescador
El pescador lanza su red
en el agua dulce
de la noche y las luciérnagas
brillan como una estrella
en la copa de los árboles a orillas
del río donde el pescador
lamido por la luna aguarda
en silencio en el borde
de la canoa que los peces
recorran río arriba a desovar
y en la lejanía de la noche
se oye el canto del búho
que endulza el viento húmedo
y frío oloroso a hierba
que desciende con la
cascada de la cordillera.
Al amanecer el pescador trae
su canoa cubierta de plateados
peces y extiende la red
a secar al sol y silbando
como los pájaros el río
conoce sus pasos cuando
cae la noche eterna como
una llovizna solitaria del páramo.
La calle
La calle más hermosa
del mundo
tiene un farol triste
y árboles de almendro
que en otoño llena
la acera con un hermoso follaje
y bajo su sombra
duermen los niños
los perros y los pájaros
y la lluvia cae limpiamente
sobre el asfalto
que la hace parecer
a veces como un río
y tiene el nombre de
un poeta muerto
y dos enamorados que caminan
abrazados dulcemente
y un vendedor de frutas
y periódicos y un hidrante
un reloj y un semáforo
bajo la niebla.
La calle más
hermosa del mundo
tiene una ciudad
de rojos atardeceres.
El oficio más hermoso del mundo
El viejo poeta lírico leyó
esa mañana mientras
llovía con cierta nostalgia
en los titulares de la crónica
roja en el periódico
la noticia de la muerte de la poesía
que anuncian los corredores
de la bolsa de valores y otros especimenes
y, con una leve sonrisa sarcástica
el poeta que había hecho de la poesía
el oficio más hermoso del mundo
cerró el diario y escribió ese
dulcísimo, intenso y transparente
poema de amor soñado por la poesía
que era su oficio más sagrado
y fue el más hermoso y magnífico
poema universal que atizó
el fuego que resplandece
como una viva estrella blanca.
Otros cielos
La casa era fresca
y cálida y en la mañana
merodeaban los amantes
que hacían un amor de fugitivos
y merodeaban en la noche
los que hacían un amor
de amantes clandestinos
y los que allí morábamos hacíamos
un amor de refugiados
y cómplices y eternos íbamos
al amor como a una liturgia o un conjuro
pero como aves migratorias huimos
en desbandada a otros cielos
otros nidos, otros veranos
porque un día nos cogieron
el nido de amor a pedradas
la casa fresca y cálida
donde hicimos del amor
una bella y dulce coartada.
Arthur Rimbaud y otros poemas (1988/1990)
Transeúnte
A pie un hombre como
yo cruza la calle
que no es la Quinta Avenida
sino una calle atardecida
de los árboles
cotidiana como el hombre
que es su destino
como un transeúnte en invierno
y lleva lluviosa la ciudad
en su pecho como una
palabra atesorada que
junto a un cuerpo de mujer
encontrará su lugar en la tierra.
Epigrama
Sobre tu cuerpo
escribo
la palabra
como sobre la palabra
escribo tu cuerpo
que es también
un poema
que mi mano escribe
palabra a palabra
como cuerpo a cuerpo.
Epigrama
En el reino de
la palabra
escribo tu cuerpo
y creas el paraíso
En el reino de
tu cuerpo
escribo la palabra
y creas el poema.
Poema
Te escribo un poema
con mi cuerpo
cuando desnuda como una
fruta fresca y madura
entreabres tus muslos dulcemente
y recibes la primavera como
una palabra que te escribe un poema
y al consagrar en un verso tu vientre
ese reino donde se es libre
e inmortal se fecunda en la palabra
el territorio de tu piel y da a luz
el poema que tu cuerpo
en mi puño y letra, canta y sueña.
Oficio
Si acaso después
de escribir
como después del amor
eres un animal triste
como cuando escribes
sobre una hoja en blanco
como sobre un cuerpo
esa cosa volátil y un poco piadosa
que es la poesía que acaso
escribas por nostalgia
o una simple cuestión
de legítima defensa
pero que en realidad
escribes para seducir la vida.
Epigrama
Sobre esta tarde tu cuerpo
cae como la lluvia porque eres
la mujer que pasa con tu sonrisa
al viento y tu cuerpo que es
la morada de la palabra escribe
con mi mano este epigrama y la
ciudad bajo consigna te recorre.
Epigrama
Se abren los muslos de tu cuerpo
con la dulzura de la tarde
que anclada como un navío
espera ir mar adentro
y se recobra el verano
que golpea con el viento la ventana.
Esa mañana
Era octubre
y las hojas secas
caían sobre el patio
como Guevara
en la quebrada del Yuro
en esa mañana que tenue
y densa se negaba a esgrimir
la lluvia en días en que nunca
una mañana como esa audaz
se redimía en domingo
tierna como una mujer
que inclinada detrás
de ti te cerraba los ojos
con las manos
abiertas y frescas.
El tiempo
Oigo el tiempo
que crepita en el verano
en la tarde puesta
a orear como un trozo
de carne al vino
en las hojas muertas
del otoño que llueve como
cielo en tus ojos
en la noche que se lastima
bajo una podrida luz eléctrica
y en su silencio que me golpea
en la frente como una rama seca
y es como ese dulce viejo
que lee el periódico
y da de comer a las palomas
en el parque del retiro.
Epigrama
Golpea en la ventana la tarde
con esa dulce y eterna llovizna
que como mi mano cansada cae sobre
tus hombros blancos y vienes de la lluvia
como del amor con ese corazón a deshora
que ama a mansalva como una mujer
que es lo que eres cuando
te me desnudas con los ojos cerrados.
A pie un hombre como
yo cruza la calle
que no es la Quinta Avenida
sino una calle atardecida
de los árboles
cotidiana como el hombre
que es su destino
como un transeúnte en invierno
y lleva lluviosa la ciudad
en su pecho como una
palabra atesorada que
junto a un cuerpo de mujer
encontrará su lugar en la tierra.
Epigrama
Sobre tu cuerpo
escribo
la palabra
como sobre la palabra
escribo tu cuerpo
que es también
un poema
que mi mano escribe
palabra a palabra
como cuerpo a cuerpo.
Epigrama
En el reino de
la palabra
escribo tu cuerpo
y creas el paraíso
En el reino de
tu cuerpo
escribo la palabra
y creas el poema.
Poema
Te escribo un poema
con mi cuerpo
cuando desnuda como una
fruta fresca y madura
entreabres tus muslos dulcemente
y recibes la primavera como
una palabra que te escribe un poema
y al consagrar en un verso tu vientre
ese reino donde se es libre
e inmortal se fecunda en la palabra
el territorio de tu piel y da a luz
el poema que tu cuerpo
en mi puño y letra, canta y sueña.
Oficio
Si acaso después
de escribir
como después del amor
eres un animal triste
como cuando escribes
sobre una hoja en blanco
como sobre un cuerpo
esa cosa volátil y un poco piadosa
que es la poesía que acaso
escribas por nostalgia
o una simple cuestión
de legítima defensa
pero que en realidad
escribes para seducir la vida.
Epigrama
Sobre esta tarde tu cuerpo
cae como la lluvia porque eres
la mujer que pasa con tu sonrisa
al viento y tu cuerpo que es
la morada de la palabra escribe
con mi mano este epigrama y la
ciudad bajo consigna te recorre.
Epigrama
Se abren los muslos de tu cuerpo
con la dulzura de la tarde
que anclada como un navío
espera ir mar adentro
y se recobra el verano
que golpea con el viento la ventana.
Esa mañana
Era octubre
y las hojas secas
caían sobre el patio
como Guevara
en la quebrada del Yuro
en esa mañana que tenue
y densa se negaba a esgrimir
la lluvia en días en que nunca
una mañana como esa audaz
se redimía en domingo
tierna como una mujer
que inclinada detrás
de ti te cerraba los ojos
con las manos
abiertas y frescas.
El tiempo
Oigo el tiempo
que crepita en el verano
en la tarde puesta
a orear como un trozo
de carne al vino
en las hojas muertas
del otoño que llueve como
cielo en tus ojos
en la noche que se lastima
bajo una podrida luz eléctrica
y en su silencio que me golpea
en la frente como una rama seca
y es como ese dulce viejo
que lee el periódico
y da de comer a las palomas
en el parque del retiro.
Epigrama
Golpea en la ventana la tarde
con esa dulce y eterna llovizna
que como mi mano cansada cae sobre
tus hombros blancos y vienes de la lluvia
como del amor con ese corazón a deshora
que ama a mansalva como una mujer
que es lo que eres cuando
te me desnudas con los ojos cerrados.
Bitácora (1985/1987)
Arte erótica II
Al celebrar el arte
del cuerpo y la palabra
y perpetuar en la
palabra tu cuerpo
y en tu cuerpo
la palabra
a la luz de tu cuerpo
como a la luz
de este atardecer
te vivo en toda la
extensión de la palabra.
Epigrama
Sobre esta página en blanco
una palabra en carne viva
redime tu cuerpo que es la palabra
que me refleja como un espejo.
Javier Heraud
In Memoriam
Los diarios
que a diario
traen las noticias
del mundo
esa mañana
traían las noticias
de tu muerte
poeta guerrillero
niño que eras
llegaste a la poesía
y a la revolución
como a una mujer desnuda
y escribiste tu último
verso a ráfagas de
metralleta y ternura
y llegaste a los
corazones
y los cogiste por
la sangre
y los miraste
desde adentro
y pudiste sembrar
el amor como querías.
Zona Roja
En cafés de luces
rojas las prostitutas
que no tienen todavía
quince años, fuman
beben y bailan y en la calle
se ofrecen a los hombres
que pasan y sobre un sexo
triste se eyaculan cinco
mililitros de semen y por una
ranura una moneda brinda
una canción en donde hay
un revólver, un trago
y un caballo y hombres
que lloran por una mujer
y ebrios se cortan las venas.
Centenario
Bajo el cielo de Norteamérica
en la Bahía de Nueva York
la estatua de la Libertad
llora lágrimas de sangre
por los crímenes en su nombre.
En su Chile natal
En su Chile natal
bajo la dictadura
allí bebe el poeta
a sangre fría
su diario vaso de vino
y se destina por una
sitiada ciudad con
el corazón en la boca
a fuerza de perpetrar
en la alegría y de vivir
peligrosamente en la palabra
la tierna, la clandestina
la frugal, la palabra
en fin, que le da la vida
y esgrime y hace estallar
como una granada y en
su mesa alguien necesita
como pan, carne
o fruta madura.
La danza del vientre
En su desnudez
pálida de luna
su cuerpo nocturno
como una serpiente
baila la danza del vientre
a hombres solitarios que beben
en la penumbra del bar
y deshoja una sonrisa
tan vana y efímera
como su recuerdo
de un sueño de niña púdica.
Diario II
Hay un hombre que entra
en mi habitación
y se quita la camisa lloviznada
del invierno y lleva su corazón
a secar en el patio donde revolotean
las palomas y el viento
y junto a la ventana y la lámpara
perpetra poesía como un crimen
o escucha una sinfonía
y cuando camino por sus pasos
me descubro con el hombre
que soy yo mismo
y que es el que siempre está conmigo.
Epigrama
Existo luego escribo y escribir
es encontrarse a sí mismo y morir
un poco en las palabras y las cosas
y ser uno mismo y otros y juntos
y todos y existir en ti y en mí
y ser el francotirador que dispara
desde la azotea de un edificio.
Epigrama
Ni el cielo ni infierno
tendrás en algún lugar
fuera de la tierra
tu cielo y tu infierno
están sobre la tierra.
Epigrama
Atrincherado en la palabra
arma
con silenciador
tengo en la mira tu cuerpo
sigiloso a dar en el blanco.
Challenger
Desde Cabo Cañaveral
los tripulantes del Challenger
viajarían al espacio infinito.
En cielo azul
sobre el océano Atlántico
hizo explosión
en un viaje a la eternidad.
Al celebrar el arte
del cuerpo y la palabra
y perpetuar en la
palabra tu cuerpo
y en tu cuerpo
la palabra
a la luz de tu cuerpo
como a la luz
de este atardecer
te vivo en toda la
extensión de la palabra.
Epigrama
Sobre esta página en blanco
una palabra en carne viva
redime tu cuerpo que es la palabra
que me refleja como un espejo.
Javier Heraud
In Memoriam
Los diarios
que a diario
traen las noticias
del mundo
esa mañana
traían las noticias
de tu muerte
poeta guerrillero
niño que eras
llegaste a la poesía
y a la revolución
como a una mujer desnuda
y escribiste tu último
verso a ráfagas de
metralleta y ternura
y llegaste a los
corazones
y los cogiste por
la sangre
y los miraste
desde adentro
y pudiste sembrar
el amor como querías.
Zona Roja
En cafés de luces
rojas las prostitutas
que no tienen todavía
quince años, fuman
beben y bailan y en la calle
se ofrecen a los hombres
que pasan y sobre un sexo
triste se eyaculan cinco
mililitros de semen y por una
ranura una moneda brinda
una canción en donde hay
un revólver, un trago
y un caballo y hombres
que lloran por una mujer
y ebrios se cortan las venas.
Centenario
Bajo el cielo de Norteamérica
en la Bahía de Nueva York
la estatua de la Libertad
llora lágrimas de sangre
por los crímenes en su nombre.
En su Chile natal
En su Chile natal
bajo la dictadura
allí bebe el poeta
a sangre fría
su diario vaso de vino
y se destina por una
sitiada ciudad con
el corazón en la boca
a fuerza de perpetrar
en la alegría y de vivir
peligrosamente en la palabra
la tierna, la clandestina
la frugal, la palabra
en fin, que le da la vida
y esgrime y hace estallar
como una granada y en
su mesa alguien necesita
como pan, carne
o fruta madura.
La danza del vientre
En su desnudez
pálida de luna
su cuerpo nocturno
como una serpiente
baila la danza del vientre
a hombres solitarios que beben
en la penumbra del bar
y deshoja una sonrisa
tan vana y efímera
como su recuerdo
de un sueño de niña púdica.
Diario II
Hay un hombre que entra
en mi habitación
y se quita la camisa lloviznada
del invierno y lleva su corazón
a secar en el patio donde revolotean
las palomas y el viento
y junto a la ventana y la lámpara
perpetra poesía como un crimen
o escucha una sinfonía
y cuando camino por sus pasos
me descubro con el hombre
que soy yo mismo
y que es el que siempre está conmigo.
Epigrama
Existo luego escribo y escribir
es encontrarse a sí mismo y morir
un poco en las palabras y las cosas
y ser uno mismo y otros y juntos
y todos y existir en ti y en mí
y ser el francotirador que dispara
desde la azotea de un edificio.
Epigrama
Ni el cielo ni infierno
tendrás en algún lugar
fuera de la tierra
tu cielo y tu infierno
están sobre la tierra.
Epigrama
Atrincherado en la palabra
arma
con silenciador
tengo en la mira tu cuerpo
sigiloso a dar en el blanco.
Challenger
Desde Cabo Cañaveral
los tripulantes del Challenger
viajarían al espacio infinito.
En cielo azul
sobre el océano Atlántico
hizo explosión
en un viaje a la eternidad.
La lluvia sobre el tejado (1982/1984)
Poética
Quiero decir que la poesía
ese doloroso y solitario oficio
de romperse el corazón y la sien
que no es oración sino canto
y toca el vuelo de las palomas
y los besos nuevos de las muchachas
es una novia pobre pero que los
poetas tienen el deber de hacer feliz.
Quiero decir que esas palabras
verticales que edifican la poesía
no son otra cosa que el cariño
parecido al respeto o a la
admiración y juntándolas como
fuego, rocío o laurel son también
memoria, homenaje, himno.
Diario
Anduve de partida y había llegado
con dos maletas amargas a una ciudad
sin lluvia
y había esperado a alguien en la plaza
mayor donde las palomas revoloteaban
al paso de los transeúntes
y me había tomado una fotografía solo
con las manos vacías en los bolsillos
vacíos y,
con la solitaria estatua de Bolívar al fondo.
Luego había partido nuevamente como
siempre se parte cuando nunca es demasiado
tarde para partir
y me había traído las dos mismas maletas
amargas y una fotografía
donde aparecía de pie
y mirando algún punto lejano y breve
de la ciudad
y sin las palomas revoloteando.
Epigrama
Te recuerdo tan dulce tan rubia
tan mujer viviéndote alrededor
de tu sonrisa y tus senos y profundo
y hermoso tu vientre en un verso
y creo el mundo en tus ojos con
la memoria del olvido y el recuerdo.
Madrigal
Te recordarás en alguna
ciudad donde alguna vez besaste
hasta vencerlos unos ojos
que a tu sonrisa clara te brindó
dulzura y te descubrirás viva
en un recuerdo tuyo que te
pertenece y te ha sobrevivido.
El sereno
Al cierre de la noche
la luna llena bebe en
los charcos de agua
de las calles desoladas
y misteriosa cae su luz
mientras hace su ronda
el sereno sobre su bicicleta
de solitario nocturno
entre puertas y ventanas
bajo cerrojos y luz
ese vigilante del sueño
habitante de la noche
de la ciudad dormida
que pedalea entre silbatos
por la calle asediada
de los ebrios del alba
y los ladrones de la luna.
Sobre la hierba hasta la desembocadura de tu cuerpo
Sobre la hierba
hasta la desembocadura de
tu cuerpo
debatiéndose una tarde
entre la lluvia y el sol
desbaratándose entre
el aleteo de los árboles
por el viento y los pájaros
pones el corazón en la inédita
dulzura de tu boca que me ofreces
frente al paisaje de niebla
de la ciudad
extendida y lejana
y te reclinas sobre mi pecho
como el cielo en la gaviota
a orillas del sueño.
Quiero decir que la poesía
ese doloroso y solitario oficio
de romperse el corazón y la sien
que no es oración sino canto
y toca el vuelo de las palomas
y los besos nuevos de las muchachas
es una novia pobre pero que los
poetas tienen el deber de hacer feliz.
Quiero decir que esas palabras
verticales que edifican la poesía
no son otra cosa que el cariño
parecido al respeto o a la
admiración y juntándolas como
fuego, rocío o laurel son también
memoria, homenaje, himno.
Diario
Anduve de partida y había llegado
con dos maletas amargas a una ciudad
sin lluvia
y había esperado a alguien en la plaza
mayor donde las palomas revoloteaban
al paso de los transeúntes
y me había tomado una fotografía solo
con las manos vacías en los bolsillos
vacíos y,
con la solitaria estatua de Bolívar al fondo.
Luego había partido nuevamente como
siempre se parte cuando nunca es demasiado
tarde para partir
y me había traído las dos mismas maletas
amargas y una fotografía
donde aparecía de pie
y mirando algún punto lejano y breve
de la ciudad
y sin las palomas revoloteando.
Epigrama
Te recuerdo tan dulce tan rubia
tan mujer viviéndote alrededor
de tu sonrisa y tus senos y profundo
y hermoso tu vientre en un verso
y creo el mundo en tus ojos con
la memoria del olvido y el recuerdo.
Madrigal
Te recordarás en alguna
ciudad donde alguna vez besaste
hasta vencerlos unos ojos
que a tu sonrisa clara te brindó
dulzura y te descubrirás viva
en un recuerdo tuyo que te
pertenece y te ha sobrevivido.
El sereno
Al cierre de la noche
la luna llena bebe en
los charcos de agua
de las calles desoladas
y misteriosa cae su luz
mientras hace su ronda
el sereno sobre su bicicleta
de solitario nocturno
entre puertas y ventanas
bajo cerrojos y luz
ese vigilante del sueño
habitante de la noche
de la ciudad dormida
que pedalea entre silbatos
por la calle asediada
de los ebrios del alba
y los ladrones de la luna.
Sobre la hierba hasta la desembocadura de tu cuerpo
Sobre la hierba
hasta la desembocadura de
tu cuerpo
debatiéndose una tarde
entre la lluvia y el sol
desbaratándose entre
el aleteo de los árboles
por el viento y los pájaros
pones el corazón en la inédita
dulzura de tu boca que me ofreces
frente al paisaje de niebla
de la ciudad
extendida y lejana
y te reclinas sobre mi pecho
como el cielo en la gaviota
a orillas del sueño.
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2007
(15)
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diciembre
(15)
- Primera Edición, 2007 © Antonio Acevedo Linares...
- Prólogo
- Epígrafes
- En la guerra como en el amor (2006/2007)
- Los días que a diario son la muerte (2003/2005)
- En el país de las mariposas (2000-2002)
- Los días de octubre (1997/1999)
- Poemas de invierno (1995/1996 )
- Los girasoles de Van Gogh (1993/1994)
- Atlántica (1992/1993)
- Saudade (1991/1992)
- Arthur Rimbaud y otros poemas (1988/1990)
- Bitácora (1985/1987)
- La lluvia sobre el tejado (1982/1984)
- Por esta manera de querernos tanto (1980/1981)
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diciembre
(15)
Acerca del autor
Acerca del autor
Antonio Acevedo Linares (El Centro, Barrancabermeja, 1957) Poeta y Sociólogo. Magíster en Filosofía Latinoamericana y Especialización en Filosofía Política Contemporánea y Especialización en Educación en Filosofía Colombiana. Ha publicado: Arte erótica, 1988. Los girasoles de Van Gogh. Antología poética (1980- 1999) 1.999, Vol 1. CD, Poesía de viva voz, 2004. Atlántica, Antología poética (1980-2004), 2004, Vol 2 y seis Plegables de poesía. Sus textos figuran en selección de poetas a nivel nacional como regional, y paralelo a su actividad literaria ha publicado ponencias, artículos y ensayos sobre temas filosóficos, literarios e históricos en periódicos y revistas nacionales como de la ciudad de Bucaramanga en donde vive y escribe. Actualmente se desempeña como catedrático investigador en el Departamento Humanidades y Educación de la Universidad de Santander, UDES.